Se llamaban bustuarios (bustuarius) entre los romanos a los gladiadores que combatían cerca de la pira en la que se quemaba algún cadáver para celebrar sus exequias, por estar persuadidos de que su sangre aplacaba a los dioses infernales.
Estos en los tiempos más antiguos inmolaban cautivos ante la tumba de guerreros, como se ve en Homero (los funerales de Patroclo) y en la tragedia griega.
Tanto el sacrificio de prisioneros como luego de esclavos fue visto después como demasiado primitivo, y estos fueron sustituidos por gladiadores, cuya sangre se consideraba tendría el mismo efecto apaciguador.
Son mencionados por Cicerón en su discurso Contra Pisón, criticando a Lucio Calpurnio Pisón Cesonino ante el Senado y comparando a Publio Clodio Pulcro con un «gladiador bustuario».
[4] Diccionario histórico enciclopédico, Vicenç Joaquín Bastús i Carrera