Historia del teatro

Ciertos espectáculos pueden ser igualmente sin texto, como en el caso de la mímica y la pantomima, donde destaca la expresión gestual.

Al parecer, fue Livio Andrónico –de origen griego– quien en el siglo III a. C. introdujo en estos espectáculos la narración de una historia.

Su origen se sitúa en el antiguo baile kakura y en la liturgia sintoísta, aunque posteriormente fue asimilado por el budismo.

Está caracterizado por una trama esquemática, con tres personajes principales: el protagonista (waki), un monje itinerante y un intermediario.

La narración es recitada por un coro, mientras los actores principales se desenvuelven de forma gestual, en movimientos rítmicos.

[6]​ El teatro renacentista acusó el paso del teocentrismo al antropocentrismo, con obras más naturalistas, de aspecto histórico, intentando reflejar las cosas tal como son.

[7]​ En el teatro barroco se desarrolló sobre todo la tragedia, basada en la ineluctabilidad del destino, con un tono clásico, siguiendo las tres unidades de Castelvetro.

En España el teatro era básicamente popular («corral de comedias»), cómico, con una muy personal tipología, distinguiéndose: bululú, ñaque, gangarilla, cambaleo, garnacha, bojiganga, farándula y compañía.

Los montajes solían ser más populares, atrayendo un mayor público, dejando el teatro de estar reservado a las clases altas.

Al organizarse espectáculos más complejos, empezó a cobrar protagonismo la figura del director de escena.

Se puso énfasis en el naturalismo, la descripción minuciosa de la realidad, no solo en la temática y el lenguaje, sino también en decorados, vestuario, atrezzo, etc.

La interpretación era más veraz, sin grandes gesticulaciones ni dicción grandilocuente, como en la «representación antiteatral» –actuar como en la vida real, como si no se estuviese en un teatro— de André Antoine y su Théâtre Libre —donde por primera vez se iluminó solo el escenario, dejando al público a oscuras–.

Destacó especialmente el teatro nórdico, con figuras como Bjørnstjerne Bjørnson, August Strindberg y Henrik Ibsen.

Entre los diversos movimientos teatrales conviene reseñar: el expresionismo (Georg Kaiser, Fritz von Unruh, Hugo von Hofmannsthal); el «teatro épico» (Bertolt Brecht, Peter Weiss, Rainer Werner Fassbinder); el «teatro del absurdo», vinculado al existencialismo (Antonin Artaud, Eugène Ionesco, Samuel Beckett, Albert Camus); y los Angry young men, de signo inconformista y antiburgués (John Osborne, Harold Pinter, Arnold Wesker).

Otros autores destacados son: George Bernard Shaw, Luigi Pirandello, Alfred Jarry, Tennessee Williams, Eugene O'Neill, Arthur Miller, John Boynton Priestley, Dario Fo, etc.

En España destacaron Federico García Lorca, Ramón María del Valle Inclán, Jacinto Benavente, Miguel Mihura, Alejandro Casona, Antonio Buero Vallejo, Alfonso Sastre y Joan Brossa, principalmente.

Los nuevos directores añadieron a este "teatro de provocación" una conciencia estilística basada en claves como la ceremonia, el divertimento y el exhibicionismo (Peter Brook, Giorgio Strehler, Luca Ronconi).

El lenguaje oral quedó así ampliado por los aspectos visuales, y el arte dramático recuperó en cierta forma su antigua ambición de "teatro total".

Personajes de la Commedia dell'arte : Arlequín, Pantalone y Dottore.
Vista panorámica del Teatro de Epidauro
Interpretación de teatro en el Templo Itsukushima ( Hiroshima )
Frontispicio de la edición de Hamlet de 1605, de William Shakespeare .
Teatro de la Comédie-Française (siglo XVIII )
Melodrama (1856-1860), de Honoré Daumier , Neue Pinakothek de Múnich .