Su teatro épico y sus técnicas pueden considerarse el medio del que se valió para alcanzar ese fin.
El teatro Épico supuso una forma de renovación del teatro en el tiempo en que se suscitaba esa necesidad de renovación, suponiendo una transformación en su forma y en su fondo que ha alcanzado a nuestros días.
El teatro épico exige no solo una renovación de viejos elementos, sino un cambio total».
[3] También, son tiempos en los que se va abriendo paso la contestación sociopolítica al sistema burgués.
Piscator y Brecht lo llevan más allá, procurando con él, contribuir a la transformación de la sociedad.
Así, el teatro épico no es meramente formalista, Brecht cuida la forma, pero puesta al servicio de objetivos.
Con un gestus que claramente defina la actitud del personaje, el actor se distancia de la obra y por lo tanto evita cualquier emocionalidad excesiva.