Su publicación en 1808 fue seguida de una edición revisada en 1828–1829, que sería la última editada por el propio autor.
La segunda parte constituyó la principal ocupación de Goethe en sus últimos años y apareció solo póstumamente en 1832.
Al final, Mefistófeles gana esta disputa, y Fausto firma el contrato con una gota de su sangre.
Regresa junto al Emperador y gana una batalla crucial para unificar el imperio.
En ellas, después de haber destruido otras vidas sin quererlo, muere al encontrar un lugar donde le gustaría vivir en paz para siempre.
Para la segunda parte ha superado ya el amor por Margarita y ha descubierto un reciente amor por el poder, sin embargo, la salvación en la que intercede su primer amor demuestra la conexión entre una parte y otra, que no es más que la representación de los ideales del romanticismo alemán, lo emocional o subjetivo, sobre lo racional u objetivo.
A lo largo de la obra podemos apreciar que Goethe intenta resaltar las características puramente humanas (como lo son los sentimientos, las emociones y las pasiones).
Lo esencialmente humano va, en la obra, de la mano del mal como si estuvieran incluidos en la misma categoría, como si uno alimentara al otro y viceversa.
La lengua alemana ha sido también influida por el Fausto de Goethe, particularmente por la Primera parte.
La traducción literal de «des Pudels Kern» es «la esencia del caniche», y se origina en la exclamación de Fausto al ver la conversión del caniche (que le había seguido a casa) en Mefistófeles.
Según Robert Pageard en su Goethe en España (Madrid, 1958), la primera aparición del Fausto en versión española en 1856.
El político y periodista chileno Manuel Antonio Matta (1826-1892) tradujo las dos partes del Fausto en verso rimado intentando respetar la polimetría del original; este trabajo, según él mismo declaró, le llevó veinte años, y concluyó en 1869, pero solo llegó a publicarse póstumo en 1907; existe edición moderna (Perú, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2003).
En ese intervalo ya gozaba de varias traducciones y ediciones en español.
Después se publicaron más o menos una docena, como la de José Roviralta Borrell (Barcelona, editorial Ibérica, 1920, 2 vols.).
Los artículos alemanes Johann Wolfgang von Goethe, Gustaf Gründgens y Knittelvers fueron también utilizados.