Su madre lo incitó al estudio de las artes, en oposición a su padre, que deseaba para él una educación más rígida.
Cuando tenía veinte años se convirtió al cristianismo ortodoxo y cambió sus nombre alemán de Karl por el de Vsévolod, en honor a Vsévolod Garshin, joven escritor que se había suicidado, y que gozaba de la admiración entre la juventud rusa.
Meyerhold fue elegido como actor y se incorpora rápidamente a los ensayos.
Durante cuatro temporadas permaneció en el Teatro del Arte, siguiendo su vocación primera de actor.
Estos proyectos le sirvieron para experimentar y crear nuevos métodos de puesta en escena.
Con la llegada de la Revolución Rusa de 1917, Meyerhold se convirtió en uno los activistas más entusiastas del nuevo Teatro Soviético y se unió al Partido Bolchevique en 1918.
Posteriormente se opuso al realismo socialista y en 1930, cuando Iósif Stalin atacó todo arte de vanguardia y experimentación, sus trabajos fueron considerados alienantes para el pueblo soviético.
El legado que deja este autor es quizá de los más importantes en cuanto a concepciones teatrales novedosas se refiere.