Ramón Gómez de la Serna

Es así una encarnación con el espíritu y la actuación de las vanguardias, a las que dedicará un libro llamado Ismos.

Su obra es extensa y su eje central son las greguerías: un género iniciado por él, como un conjunto de apuntes en los que encierra una pirueta conceptual o una metáfora insólita.

[3]​ Escribió especialmente biografías en que el personaje reseñado suponía en realidad una excusa para la divagación y la acumulación de anécdotas, verdaderas o inventadas.

En 1903, Gómez de la Serna acaba su bachillerato y su padre le regala como premio un viaje a París.

Este viaje lo hace solo, y con una pequeña aportación económica se acomoda en una pensión cercana al Sena.

En esta época, inaugura la revista Prometeo y escribe bajo el pseudónimo de Tristán.

Durante este periodo no solo se dedica a escribir en Prometeo, sino que da conferencias en el Ateneo de Madrid.

A pesar del distanciamiento, Carmen pide una excedencia de tres años y se va con él en 1909.

Gómez de la Serna regresa a los cafés madrileños y se hace amigo del pintor José Gutiérrez Solana, de Azorín, Manuel Bueno, Pedro Emilio Coll y tantos otros que le acompañarían en las tertulias.

Con la herencia y la venta del hotelito se hizo construir un chalet en Estoril (Portugal), al que denominó El Ventanal.

En los años veinte cuando empieza a elaborar biografías: Colette, Apollinaire y Remy de Gourmont.

El periódico argentino La Nación le reclama artículos, algo que acepta con gran ilusión.

Unión Radio firma un contrato con Ramón para que le instale un micrófono en su casa y así pueda dar una sesión radiofónica todos los días.

Gómez de la Serna posee amigos seguidores y enemigos, entre los que se encuentra Federico García Sanchiz.

Gómez de la Serna retrasa su viaje para que ella rehaga sus papeles y pueda regresar con él a Madrid.

A pesar de ello continúa en actividad periodística escribiendo para el Diario Madrid.

Gómez de la Serna y Azorín habían inaugurado anteriormente el PEN Club en España.

En 1938 Girondo les consigue una casa en la calle Hipólito Yrigoyen a la altura del 1974 (barrio de Balvanera), que será su vivienda definitiva.

La guerra civil española acaba y sus viejos amigos le envían cartas al nuevo domicilio.

Las elecciones argentinas de 1946 dan la victoria al populista y autoritario nacionalista Juan Domingo Perón.

La tentación de volver a España existe, pero económicamente sobrevive en Buenos Aires y Luisita (que le cuida) está contenta viviendo en su ciudad natal.

Toma junto con Luisita un navío español (Monte Urbasa), que le lleva a Bilbao, con escala en las islas Canarias.

Tres sesiones logró celebrar durante su estancia en Madrid, con conferencias, actos protocolarios, chocolatadas, verbenas populares, presentación de libros, etcétera.

La vida en Madrid durante este mes pasó rápidamente entre agotadores días llenos de actividades.

Durante la travesía de regreso se muestra esquivo y apenas sale del camarote.

Su salud se resiente, atenazado a la insulina (nuevo descubrimiento médico), y los doctores le detectan una flebitis latente.

Sin embargo, no siempre su febril actividad creativa se vio coronada por el éxito.

[16]​ Su temprana vocación se anuncia cuando a los diecisiete años escribe la que será su primera obra, titulada Entrando en fuego (1905).

En sus obras ensayísticas lo más destacable es la introducción de las vanguardias europeas en España (su libro Ismos, por ejemplo, que introdujo un nuevo vocablo en el diccionario castellano).

[18]​[19]​ La originalidad creativa del autor se ve reflejada especialmente en sus dieciocho novelas, empezando con La viuda blanca y negra, llena de la pasión amorosa del verano madrileño, probablemente comenzada en 1917 pero publicada en 1921, el mismo año que la embrionaria colección de casos, antídoto contra la novela, El Doctor Inverosímil.

Busto en bronce de Gómez de la Serna, por Enrique Pérez Comendador . Detalle del monumento al escritor en los Jardines de Las Vistillas de Madrid (1972).
Caricaturizado por Bagaría en La Tribuna (1912), periódico para el que escribió.
Portada de Pombo (1918), a cargo de Romero Calvet .
Caricaturizado por Bagaría en El Sol (1928)
Placa en el inmueble de la calle de Guillermo Rolland N.º 7.
Una de sus presentaciones más populares se hacía con una maleta a oscuras: al reiniciarse la luz se comía la vela.
Despacho de Ramón Gómez de la Serna en el Museo de Arte Contemporáneo (Madrid) .
Monumento dedicado a Ramón Gómez de la Serna en los jardines de Las Vistillas de Madrid ( Enrique Pérez Comendador , 1972).