Manuel Bretón de los Herreros

[1]​ Realizó estudios con los escolapios de san Antón, en Madrid, con no pocas estrecheces económicas.

Muy joven y todavía estudiante se alistó como voluntario en la Guerra de la Independencia (1812) y siguió la carrera militar por espacio de diez años, licenciándose en 1822 sin haber conseguido ascensos, quizá por sus ideas liberales.

Por unas observaciones algo duras de Mariano José de Larra sobre su fertilidad como autor dramático, se enemistó con él; en realidad Larra estaba resentido por la dura crítica que había hecho Bretón a su comedia No más mostrador, y le hizo ver que se repetía a sí mismo y utilizaba siempre las mismas fórmulas.

(1849), ambientado en la corte de Felipe IV y en el que Quevedo representa un papel preponderante.

Pese a hallarse en pleno romanticismo prefirió cultivar la comedia al estilo moratiniano y satirizar las costumbres de su época.

Corrige meticulosamente sus obras y cuida en extremo el decoro de los personajes.

Su poesía resulta fiel al neoclasicismo por sus odas, anacreónticas, romances y sátiras.

Cultivó el artículo costumbrista en la línea de Ramón Mesonero Romanos, colaborando en el Semanario Pintoresco Español y en Los españoles pintados por sí mismos con la descripción de tipos humildes como las castañeras, las lavanderas y las nodrizas.

Trabajó intensamente en la Real Academia, participando en la novena edición del Diccionario y en la redacción e impresión de la Gramática, cuyo Compendio (1859) para la enseñanza elaboró enteramente.

Como crítico teatral dejó numerosos trabajos en El Universal, La Abeja, La Ley y otros.

Manuel Bretón de los Herreros retratado en Los Poetas contemporáneos por Antonio María Esquivel 1846 - Museo del Prado, Madrid
Bretón de los Herreros.