Lhardy

En la actualidad funciona, por una parte, como tienda (planta baja) que ofrece además de pasteles, fiambres, quesos y platos preparados para llevar; y, por otra parte, como restaurante con varios salones.

Se desconoce cómo Huguenin pasó a llamarse «Emilio Lhardy»; quizás inspirado por el Café Hardy de París.

[9]​ No todas las voces apuntan a la excelencia en los comienzos como restaurante.

Alexandre Dumas, que visita Madrid en su periplo hacia Cádiz se sienta a sus mesas (quizás por consejo de Monier); denomina al lugar Casa Lardi,[10]​[11]​ y su opinión del lugar es completamente neutra.

Educado en Francia, este pintor y grabador expone por primera vez en la Platería Martínez.

Se celebraban reuniones importantes y en la mayoría de los casos los precios por cada plato eran altos.

En esta reforma se creó el dinner Lhardy y el servicio de consommé.

Ese mismo año el restaurante se convierte en una sociedad de responsabilidad limitada.

[16]​ Agustín da un aire alegre al servicio; se deja retratar como cocinero en una mesa con su amigo Mariano de Cavia, Ramón Cilla le caricaturizó en la revista Madrid Cómico.

Existen versos satíricos de Dionisio Pérez Gutiérrez alusivos a la afición por la pintura de Agustín Lhardy: Perdona si soy sincero, mas te metiste a pintor, y ¡claro es!

En 1898 Lhardy firma un contrato con los padres benedictinos para comercializar en exclusiva la marca de chocolate sevillana denominada: R.R.

[18]​ El siglo XX empieza con Agustín Lhardy a cargo de la gestión del restaurante.

En 1909 se aprueba, siendo ministro de fomento Augusto González Besada, que Lhardy sea una marca registrada.

Poco hay documentado de Lhardy durante la guerra civil española.

Cuando las restricciones de comida fueron evidentes, el restaurante permaneció cerrado, la tienda vendía pasas, higos y vino.

Se comienza de nuevo con las cenas famosas, entre ellas se encuentra la humorada que hicieron varios artistas despidiendo el año 1943 en una cena que denominaron jocosamente «fin de siglo» con evocaciones románticas al siglo XIX.

Es famoso desde hace décadas el consomé que ofrece en un samovar de plata (tradición introducida en el local en el año 1885).

[2]​ De Lhardy salieron en su época algunos pasteles con nombre francés como: petits choux, los éclairs, diversos hojaldres, los esponjados savarins (aromatizados de ron o kirsch), así como tartas.

Los salones que posee Lhardy se distribuyen en dos plantas, en la primera está el Salón isabelino (decorado con cuadros de Agustín Lhardy) y el famoso Salón japonés de pequeñas dimensiones que debe su nombre a las telas de sus paredes y a las lámparas que lo decoran.

Puerta de caoba antillana del exterior del restaurante, realizada por el decorador Rafael Guerrero en 1885.
Interior de la tienda donde se puede apreciar el samovar y el espejo isabelino del fondo.
Convite en casa de Lhardy, Nochebuena de 1846, en La Ilustración .
Salón isabelino (primer piso).
Limetas junto al espejo isabelino.
Porción gelatificada de callos a la madrileña . [ 2 ] [ 19 ]
Banquete ofrecido por el doctor Cortezo ( Blanco y Negro , 25 de abril de 1903)
Samovar.