Se considera un plato relativamente barato debido al bajo coste de sus ingredientes.
[2][4] Este típico plato se ofrece en numerosos bares y restaurantes de la capital.
Es un plato que suele tener un ligero sabor picante debido al empleo de guindillas durante su elaboración.
[5] Hay autores que definen el origen tabernario de este plato, y por ello aconsejan como maridaje servir vino tinto en abundancia, quedando la duda de si se debe emplear un vino joven o por el contrario un reserva.
[5] La literatura ha mencionado siempre los vinos de Madrid como los más apropiados para acompañar a este plato.
En Europa los callos se pueden encontrar en diversas partes: en Francia se toman "al estilo de Caen", en Portugal se hace lo propio con las tripas à moda do Porto, en Italia con la ‘tripa a la florentina" (aunque cuentan con muchas variantes regionales) y son un plato muy popular de las cocinas turca y balcánica tomarlos en una sopa.
Cada lugar posee un cambio sutil en la receta lugareña que le distingue de los demás.