Debido a la limitada documentación del taíno, se desconoce con exactitud el origen etimológico de esta palabra.
En las lenguas nahuas, la raíz chīl- está relacionada con el color rojo, y a ello se suma el sufijo diminutivo -lli, que es un formador común de sustantivos en náhuatl.
En la misma especie están el Ánaheim, el colorado, el jalapeño, el poblano (que después del secado da lugar a chiles anchos o mulatos, dependiendo de su carga genética), el serrano y otros innumerables cultivares.
Una vez han sido activados, estos receptores envían al cerebro el mensaje de que se está consumiendo algo caliente.
El cerebro responde a esta sensación de calor elevando el pulso cardíaco, incrementando la sudoración y liberando endorfinas.
[17] En la hidrólisis normal la proteína SERCA utiliza esta energía para mover iones de calcio dentro del retículo sarcoplásmico.
Cuando la capsaicina está presente, altera la conformación de la SERCA y reduce así el movimiento iónico.
Las semillas de estos pimientos son distribuidas por los pájaros, que las dejan caer al comer los frutos y pasan sin resultar dañadas por sus tractos digestivos.
La capsaicina también es un mecanismo defensivo contra los hongos microbiales que entran por picaduras hechas en la piel por diversos insectos.
Por este motivo puede utilizarse como un anestésico que no adormece ni entumece, estando indicada para afecciones con dolor crónico o para situaciones de dolor agudo (como en inyecciones epidurales durante los partos difíciles).
El ají o chile promueve también la buena digestión debido a que aumenta la producción de saliva y jugos gástricos.
Los ajíes o chiles rojos contienen grandes cantidades de vitamina C y caroteno (provitamina A).
Los ajíes amarillos y especialmente los verdes (que son esencialmente frutos no maduros) contienen cantidades considerablemente menores de ambas sustancias.