Se condimenta con sal y algunas especias tales como pimienta, nuez moscada, clavo o cilantro.
Toda esta masa picada se deja macerar durante unas veinticuatro horas y después se embute en intestino de vaca o cerdo, colgándolo para su curado, que puede ser «al humo» (ahumado) o simplemente secado al aire durante algunos días.
La utilización de la fermentación junto con el secado puede haber sido desarrollada accidentalmente hace 5000 años.
Originalmente, la sal se añadía a la carne para promover el crecimiento de bacterias fermentadoras.
En algunos países latinoamericanos se elaboran algunas variedades más o menos tradicionales; por ejemplo, en Venezuela es conocido el salchichón con pistacho.
La carne mezclada se embute en tripa natural y se pone a secar durante 45 días con las brisas continuas procedentes del macizo del Montseny.