Coll construyó una literatura fragmentaria, libresca, intertextual, dandy, llena de juegos metaficcionales, pasajes oníricos, diálogos filosóficos, situaciones inquietantes e incluso fantásticas, que influenciará la literatura venezolana y latinoamericana del siglo XX.
Las narraciones y cuentos infantiles que le relataba su vieja aya Marcolina, despertaron según él mismo, su interés por las letras.
La primaria la cursó en el colegio La Paz de Caracas, dirigido por Guillermo Tell Villegas.
"[3] En 1887 contribuyó a la fundación del Teatro Municipal de Caracas[4] y en 1889 a la creación del Liceo Artístico de Caracas, que tenía como función fomentar la afición por el teatro criollo y español en la ciudad.
A los 22 años tras abandonar los estudios universitarios, fundó junto con Luis Urbaneja Achelphol y Pedro César Domínici, la revista Cosmópolis, publicación que es considerada como la iniciadora del movimiento modernista en la literatura venezolana.
Para Domingo Miliani, "Pedro César Dominici se perfila «decadente» y cosmopolita confeso.
Urbaneja, el más joven, rompe lanzas por conciliar la materia nacional con las innovaciones técnicas y expresivas del nuevo movimiento.
Se trata de una obra a la vez criolla y modernista, cuya trama se desarrolla primero en el cielo, luego en la Venezuela de principios del siglo XX y finalmente en el renacimiento español e italiano.
¿Pero no aprendería Andrés Bello en los clásicos griegos, latinos, españoles y franceses a gustar la belleza de la zona tórrida?
[14]Coll defendía esta supuesta pose francesa como un instrumento propio para la construcción de la nueva identidad latinoamericana.
Hoy, la asimilación de elementos extranjeros es para nosotros no sólo una necesidad estética sino social.
"[12] Para Ulrich Leo, Coll se encuentra, "con otros, en el umbral entre dos épocas espirituales americanas, la del internacionalismo todavía no caído en desgracia, y la del nuevo criollismo, que se inicia en Venezuela, como es sabido, hacia 1890, pero que ha tenido que esperar condiciones generales más favorables hasta llegar a su preponderancia actual, apareciendo nuestro autor, de tal manera, entre dos épocas literarias, y participando en ambas".
[19] En el prólogo a la Antología del cuento moderno venezolano (1895 - 1935), Arturo Uslar Pietri y Julián Padrón relacionan su narrativa con la novela filosófica francesa del siglo XVIII, que influenciará posteriormente a Julio Garmedia.
[20] Carmen Luna Sellés lo coloca junto con Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones, entre otros, en la categoría de autores modernistas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, interesados en los sueños, lo sobrenatural, lo fantástico y lo inquietante.