El último Presidente del Senado (que, a su vez, fungía como Presidente del Congreso) fue Luis Alfonso Dávila, elegido senador en el Estado Anzoátegui por el partido Movimiento V República; a su vez, el último Presidente de la Cámara de Diputados (quien se desempeñaba también como Vicepresidente del Congreso) fue Henrique Capriles Radonski, quien fuera elegido diputado en el Estado Zulia por el partido socialcristiano COPEI.
No obstante, hasta el momento son solo propuestas que se han realizado.
El Congreso estuvo presidido por Felipe Fermín Paúl e integrado por cuarenta y tres diputados, sin embargo solo la firmaron 38; entre quienes figuraron: Francisco de Miranda como Vicepresidente, Juan Germán Roscio, Martín Tovar Ponte, Francisco Javier Ustáriz, Francisco del Toro, Manuel Palacio Fajardo, Isidoro López Méndez, Juan José de Maya, Nicolás de Castro, Lino de Clemente, Jóse María Ramírez, Domingo de Alvarado, Manuel Placido Maneyro, Mariano de la Cova, Francisco Xavier Mayz, Antonio Nicolás Briceño, Francisco X. Yanes, José de Sata y Bussy, José Ignacio Briceño, José Gabriel de Alcalá, Bartolomé Blandín, Francisco Policarpo Ortiz, Felipe Fermín Paúl, José Luis Cabrera, Francisco Hernández, José Ángel de Álamo, Gabriel Pérez de Pagola, Fernando Peñalver, Juan Nepomuceno Quintana, Manuel Vicente de Maya, Luis José Cazorla, Luis José Rivas y Tovar, José Vicente Unda, Luis Ignacio Mendoza, Juan Antonio Díaz Argote, Salvador Delgado y Francisco Iznardi, siendo este último su Secretario.
Desde 1813 Simón Bolívar venía ejerciendo el Mando Supremo sin la aprobación de un congreso.
Cuando Bolívar reinició la guerra en Venezuela en 1816, su primera preocupación fue la de organizar una asamblea en Santa Ana del Norte, en Margarita, que ratificara su autoridad militar.
Aparentemente este congreso respondía a la convocatoria que Bolívar había hecho en su proclama de la Villa del Norte.
Este congreso no tuvo efectos prácticos, pero es importante señalar que intentó sin éxito restaurar la Constitución Federal de 1811.
En 1818, a pesar de estar todavía bajo el control español, los ímpetus independentistas continuaron y se reactivaron los ánimos constitucionales.
Los representantes de Quito eran pocos ya que todavía se encontraba bajo el control español.
Después del triunfo del Partido Liberal en la Guerra Federal se convoca a La Asamblea Constituyente de la Federación para crear una nueva Constitución basada en los principios federales.