En 1927, Briceño regresó a Trujillo para ejercer la presidencia interina de ese estado.
En 1946, recibió el Premio Municipal de Literatura por su obra «Casa León y su tiempo» y en 1948, fue galardonado con el primer Premio Nacional de Literatura por su libro «El regente Heredia o la Piedad heroica».
En 1949 la Junta Militar que derrocó al presidente Rómulo Gallegos lo nombra embajador en la República de Colombia.
Con motivo del desacuerdo con los criterios emergentes en el arte contemporáneo en 1952 sostuvo una célebre polémica con el pintor Alejandro Otero que defendía el abstraccionismo y la modernidad.
En esos años estuvo madurando sus ideales políticos sobre el nacionalismo a través de diferentes publicaciones.