Julio Garmendia

Julio Garmendia pasó al cuidado de un aya llamada Rafaela Gil.

[12]​ En 1903 Garmendia y su hermano Marcial son llevados a Barquisimeto por su padre, quien los confía al cuidado de la abuela materna.

[12]​ Allí, inicia los estudios de primaria en el recién fundado Colegio Barquisimeto.

Porque fue virtud intrínseca y fecunda de éste, ser a lo largo de su invariable presencia un joven misterio, el cual en veces se escondía en sus pupilas tenaces, alma hacia adentro, o florecía en sus labios fraternos, alma hacia afuera.

[12]​ A partir de ese año se instala en Europa y empieza una carrera como diplomático, trabajando con la delegación de Venezuela en París, luego siendo cónsul general en Génova, Copenhague y Noruega.

[1]​[12]​[9]​ En 1939, debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial, regresa a Venezuela.

Su estadía en este hotel, hasta el año 1945, inspirará su relato La Tuna de Oro.

[12]​ En 1945, se instala en el Hotel Cervantes, situado en la esquina de Punceres en la avenida Urdaneta, donde vivirá hasta su muerte en 1977.

Muy pocos conocen a su compañera Hilda Kehrig, una dama extraordinaria por sus muchas cualidades.

[12]​En 1967 el pintor abstraccionista Manuel Quintana Castillo organiza en la Galería XX2 una exposición individual en homenaje a la obra de Julio Garmendia titulada Cartas mágicas, poemas objeto, grafopintura, tienda de muñecos.

Se trata de otro héroe literario que lucha por lo finales felices, usando el humor.

En Garmendia, abunda la cosificación de los personajes o el otorgar personalidad a las cosas naturales (la manzanita criolla acomplejada frente a sus pares del Norte en el cuento Manzanita, o la hoja marchita que se niega a morir en La hoja que no había caído en su otoño), o a los artefactos (los muñecos como una alegoría de la jerarquía que ordena el mundo en La tienda de muñecos, o la motocicleta como símbolo del desarraigo en La motocicleta selvática).

[1]​ Pero también encontramos un cuestionamiento a un mundo cosificado, artificial y mecanizado, en cuentos como La realidad circundante, que describe el invento de una máquina que otorga al usuario la “capacidad artificial especial para adaptarse incontinenti a las condiciones de existencia, al medio ambiente y a la realidad circundante”.

[1]​[12]​ Para Diego Rojas Ajmad, La realidad circundante no puede ser, sin embargo, calificado de ciencia ficción, puesto que "no hay una alteración del orden de la realidad ni se emplea el discurso científico para elaborar sobre él una ficción.

Quien lo compra, un inadaptado que desea tomar ventaja sobre los neo-adaptados, pero lo deja sobre su escritorio sin usarlo.

Este comprador es alguien que padece del mal crónico de fantasear.

[12]​[14]​[27]​[28]​ Su estilo tendrá gran resonancia en la literatura venezolana del siglo XX, ejerciendo una influencia importante en la obra de autores como Alfredo Armas Alfonzo, Ida Gramcko, José Balza, Guillermo Meneses, Oswaldo Trejo, Ednodio Quintero, Luis Britto Gracía, o Juan Carlos Chirinos.

[29]​[17]​[14]​[30]​ Para Aquiles Nazoa, junto con Blas Millán y Pepe Alemán, se encuentra "entre los escritores que reaccionaron, por los años de 1920 al 30, contra los excesos localistas y limitación temática que agobiaban el humorismo venezolano.

"[31]​ Para José Balza, "la narración expuesta por el cuento (refiriéndose a El cuento ficticio, perteneciente a La tienda de muñecos) se nos ha convertido en un análisis de cómo debe ser la ficción.

Curiosamente esta profecía no surge en el vacío: ella anticipa lo que de manera exacta comenzará a producirse entre nosotros años más tarde.

Borges, Cortázar, Guimaraes Rosa parecen acoger en su narrativa casi milimétricamente los territorios demarcados por Julio Garmendia.

El Tocuyo , antes del terremoto de 1950.
Pasaje Linares, donde se encontraba el Hotel Pensilvania, que sirvió de inspiración para La Tuna de Oro .
Caracas durante la década de los 40.
Casa natal de Simón Bolívar, a pocas cuadras del Hotel Pensilvania, donde habitó Garmendia desde su regreso a Caracas en 1939, hasta el año 1945.
Julio Garmendia.
José Antonio Ramos Sucre , amigo y contemporáneo de Garmendia.