Pablo Palacio

Por mala suerte la rama familiar a la que pertenecía Pablo Palacio se había empobrecido, y lo que es más grave aún, su madre falleció cuando el escritor era todavía un niño.

A los seis años ingresó en la Escuela de los Hermanos Cristianos, donde estudió entre 1911 y 1917.

La secundaria la cursó en el Colegio Bernardo Valdivieso, en donde se distinguiría por ser uno de los mejores estudiantes.

En 1926, año en que se funda el Partido Socialista Ecuatoriano, Pablo Palacio, después de un concienzudo análisis, se inclina por el socialismo revolucionario de corte marxista.

En 1927 publica la colección de cuentos Un hombre muerto a puntapiés y la novela corta Débora.

Después, en 1931, comienza a publicar algunos fragmentos de la novela subjetiva Vida del ahorcado.

[1]​ Sus dos primeros libros se ubican como obras características del movimiento vanguardista latinoamericano.

Palacio es un antirromántico y en sus textos combate el romanticismo que se había convertido en un cliché.

En casa de la familia Kingman hacía sus comidas, pero ya la locura había obnubilado parte de su razón y todo por culpa del maldito treponema pálido según se decía.

Por último, con sus facultades mentales alteradas, pasó algunos meses en la clínica psiquiátrica del Dr. Julio Endara hasta que su esposa, buscando mejor clima y la atención del Dr. Carlos Ayala Cabanilla, lo trasladó en 1940 a Guayaquil y habitaron una pobre casita de caña en 9 de Octubre y Carchi, y las veces que salía lo dejaba encerrado con llave o bajo la vigilancia de alguna amiga de confianza.