Barcelona había sido una importante ciudad visigoda desde 415, año en que Ataúlfo la consignó como capital del Estado visigótico.
Ahora bien, esta lealtad toma, tras muerte de Luis el Tartamudo, un carácter pasivo.
Los condes de la Marca Hispánica, si bien no se alzaron nunca contra los reyes carolingios, evitaron implicarse en las luchas del reino.
Por esto, en un primer momento, sus hijos -Wifredo II Borrell, Miró, Sunifredo y Suñer- optaron por gobernar conjuntamente todos los dominios de su padre y administrarlos bajo presidencia del primogénito, Wifredo Borrell, primus inter pares.
Por este motivo, teoría (y personaje) muchas veces usados (a menudo con exageración) por escritores e historiadores, son el punto de referencia que marcará la estirpe.
En la donación se cita: Traducción del latin original: Consecuentemente, según los documentos que se conservan en el Archivo de la Corona de Aragón, las funciones ejercidas por Ramón Berenguer fueron las propias del rey, como cualquier regente, en el ejercicio del imperium o potestas, vedado a la reina por su condición femenina.
Acuerdos de cesión similares fueron concertados posteriormente con los caballeros del Santo Sepulcro (1141) y con los Templarios (1143).
[22] Esta cesión de las tres órdenes fue confirmada por bula del papa Adriano IV en 1158.
[23][24] Sin embargo, es un hecho que los barones del Reino de Aragón y del Reino de Pamplona (pues los dos reinos estaban incluidos en el testamento de Alfonso I el Batallador) juraron fidelidad respectivamente a Ramiro II el Monje y a García el Restaurador.
La historiografía actual conviene mayoritariamente en aceptar que, sencillamente, el testamento de Alfonso I el Batallador no fue respetado[25] y, así, Ramiro II de Aragón no solo ejerció la potestad regia entre 1134 y 1137, sino que se reservó la dignidad de rey hasta su muerte en 1157, circunstancia que no consta que fuera cuestionada durante el gobierno de Ramón Berenguer IV.
Según Antonio Ubieto Arteta, Guillermo Fatás, Alberto Montaner Frutos o Faustino Menéndez Pidal de Navascués, esta transmisión se realizó por medio de un contrato establecido con arreglo al derecho aragonés conocido como "matrimonio en casa",[28][29][30][31] aunque esta teoría ha sido cuestionada recientemente en un artículo de Josep Serrano Daura.
Posteriormente incorpora otros territorios, como la Cerdaña (1162), la Provenza (1167) y el Rosellón (1172).
[37] Rubio García documenta que esta diferencia se manifiesta en autores castellanos.
[38] La característica más identificativa que definiría a los primeros reyes de la Corona fue su intervención prioritaria en Occitania y el Mediterráneo.
Dicho de otra manera, prosiguen una política esencialmente orientada hacia el Mediterráneo y la Francia meridional».
Con este gran triunfo, quedó demostrada la supremacía cristiana frente al imperio almohade, que todavía permanecerá unos años en el poder, hasta su definitiva disolución/conversión en los reinos de taifas.
Posesiones históricas como Carcasona y Rasez pasaron a Simón IV de Montfort, tras las matanzas posteriores a la bula de Inocencio III concedida en contra del catarismo.
Tras un primer pacto inicial en que se propone el casamiento del joven Jaime con la hija de Simón de Montfort, Pedro II entrega a su hijo Jaime como rehén del pacto e intentando que la batalla final no se produzca.
El rey de Aragón se planta en Muret con un ejército compuesto principalmente por aragoneses, catalanes y tolosanos, que se desvanece tras conocer la noticia del asesinato del rey.
Años más tarde abandonaría Monzón y sería proclamado oficialmente como Rey de Aragón.
La Conquista de la Balenciya musulmana, junto con las demás villas al norte del Júcar, se va a decidir en la reunión de Alcañiz, como nos cuenta el Llibre dels fets:
Más tarde tomaría el puerto (el Grau) e instalaría el sitio frente a las murallas de Valencia.
Como la línea masculina directa termina con la muerte del rey Martín el Humano[42] sin hijos varones, se extingue la Casa de Aragón-Barcelona.
Los representantes más cercanos al linaje, aunque de manera indirecta, por línea masculina y legítima eran Jaime el Desdichado, conde de Urgel, biznieto del rey Alfonso el Benigno, y Alfonso, duque de Gandía, nieto del rey Jaime el Justo.
La visión política de este último rey permitió además que los nuevos territorios conquistados pasaran a formar parte de la corona y no fueran conquistados al estilo “dels ricos homes aragonessos”, circunstancia que permitió que no hubiera un desmembramiento de poblaciones feudales independientes.
El Císter sería el germen del que nacerían las nuevas órdenes religiosas, que copiarían su “regla”[46] La aparición de las órdenes religiosas y monásticas jugó un papel trascendental para el avance las conquistas cristianas de al-Ándalus.
Es obligado mencionar la especial devoción a la Virgen de Montserrat, conocida en Cataluña como la "Moreneta”.