Anteriormente había sido arcediano de Belchite y abad en Valladolid y había ingresado en la Orden de la Merced.
A los veinticinco murió ejecutado en Torredonjimeno (Jaén) tras ser capturado por los musulmanes en el paraje cercano a la ciudad conocido como "La Celada" durante la batalla de Martos.
En el epitafio aparecía la siguiente inscripción:[1] En el interior del ataúd, descubierto el 8 de mayo de 1503, el infante se encontraba revestido de pontifical y la mitra que estaba colocada sobre su cabeza estaba adornada con aljófar, y con rosetas de oro y plata y algunas piedras preciosas.
El báculo enterrado junto con el infante era de gran valor y en su vuelta o rosca tenía representada la Coronación de Nuestra Señora, aunque le faltaban algunos cañones y pesaba más de seis marcos.
El anillo, que posteriormente fue recuperado, fue valorado en más de 150 escudos.