Puede que el papa le ofreciera la corona imperial, pero la rechazó.
Se dice que Luis el Tartamudo era físicamente débil y sobrevivió a su padre por solo dos años.
En 878, entregó los condados de Barcelona, Gerona, y Besalú a Wifredo el Velloso.
Su acto final fue marchar contra los vikingos que eran entonces el terror de Europa.
A su muerte, sus reinos se dividieron entre sus dos hijos, Carlomán y Luis.