Carlos III de Aquitania

En agosto de 854 Carlos el Calvo, decidió intervenir por la fuerza y entró en Aquitania.

Pipino se retiró y fue después hecho prisionero por el conde Rannoux de Poitiers.

Condenado a muerte en junio de 864 por la asamblea de Pîtres como traitre et apostat [traidor y apóstata], su sentencia fue conmutada por cadena perpetua por el rey, siendo encarcelado en Senlis (Oise), donde murió poco después.

Carlos el Niño, diferencia de anteriores reyes de Aquitania (Luis el Piadoso, Pipino I o el propio Pipino II), no tenía más que una autoridad nominal sobre Aquitania.

En consecuencia, Carlos el Niño —, y después su hermano, Luis el Tartamudo—, no gobernaron en persona: no tenían cancillería ni podían emitir ningún instrumento, quedando privados del derecho a otorgar privilegios, dotar a los establecimientos religiosos o disponer de propiedades reales.

Todos los derechos de la región recaían en Carlos el Calvo, en cuya ausencia los nobles del reino ejercían el poder.

Sin embargo, cuando Carlos el Niño creció, comenzó a ejercer la poca autoridad personal que pudo.

En el otoño del año siguiente, la situación se envenenó y Carlos el Calvo reunió sus tropas en Borgoña.

Durante este período el poder central del reino de Francia estaba perdiendo autoridad y Carlos el Calvo no consiguió contener los periódicos ataques de los vikingos, que remontaban los valles del Loira, Gironda y Charente.