Se coronó como Federico III para realzar la continuidad con la dinastía suaba de los Hohenstaufen.
Pedro III murió en 1285, dejando la Corona de Aragón a su hijo mayor, Alfonso mientras que su hermano Federico quedaba como regente del Reino de Sicilia.
El Papa intentó sin éxito convencerle de que no aceptara, ofreciéndole privilegios y promesas, pero Federico se mantuvo firme y fue coronado por los nobles en Palermo en 1296.
Federico era una persona con carisma que reformó la administración y amplió las facultades del Parlamento siciliano del que formaban parte los barones, los prelados y los representantes de las ciudades.
La guerra continuó dos años más con diversos éxitos, hasta que Carlos de Valois se vio obligado a pedir la paz ya que su ejército se vio menguado de forma considerable por las enfermedades.
La paz de Caltabellotta duró poco tiempo, ya que en 1313 Federico reivindicó el trono para su hijo Pedro.