Borrell I fue el primer conde de Cerdaña, Urgel y Osona, cargos que desempeñó aproximadamente desde 798 hasta su muerte en 820.
[1][2] Era un noble visigodo, probablemente originario de Cerdaña, y su figura resulta fundamental en la expansión del dominio franco sobre la Marca Hispánica.
La Marca Hispánica se componía de varios condados autónomos, como Urgel, Cerdaña, Osona y Barcelona, que funcionaban como puntos estratégicos para la defensa y expansión del poder franco en la península ibérica.
Esta conquista fue fundamental para frenar las incursiones musulmanas y fortalecer el poder franco en la región.
[10] Además, el dominio sobre Osona permitió crear una zona defensiva que actuaba como frontera frente a los territorios musulmanes, favoreciendo la posterior repoblación y consolidación del poder carolingio.
La repoblación fue una política clave para el fortalecimiento de los territorios bajo control franco, ya que aseguraba el asentamiento de comunidades leales que podían sostener la defensa y contribuir al crecimiento económico local.
[13] Borrell lideró expediciones a Tortosa en los años 804 y 805, una serie de incursiones emprendidas por los francos con el objetivo de avanzar hacia el sur y debilitar las posiciones musulmanas en la cuenca del Ebro.
Tortosa, situada en un lugar estratégico junto al río Ebro, era una ciudad fortificada de gran importancia para al-Ándalus, que servía como baluarte defensivo contra las fuerzas cristianas.
Las campañas en esta región buscaban no solo expandir el territorio franco, sino también erosionar el control musulmán en la región y establecer una zona de influencia cristiana en las proximidades del valle del Ebro.
Aznar I Galíndez se convirtió en una figura clave en la defensa y consolidación de los condados de la Marca Hispánica, en particular por su capacidad para mediar entre el imperio carolingio y las poblaciones locales.