Alejandra Fiódorovna Románova

Su madre le dio el apodo de "Sunny", una práctica que más tarde adoptaría su marido.

Alix y sus hermanos crecieron cerca de sus primos británicos e iban a pasar las vacaciones con la reina Victoria.

[6]​ Nicolás escribió en su diario: "Es mi sueño algún día casarme con Alix H. Me gustaba desde hace mucho tiempo, pero más profundamente y con fuerza desde 1889 cuando ella pasó seis semanas en San Petersburgo.

[7]​ Alejandro III y su esposa María Fiódorovna, profundamente germanófobos, no tenían ninguna intención de permitir que el zarévich se saliera con la suya.

Él escribió en su diario: "Mamá hizo algunas alusiones a Hélène, hija del conde de París.

Al día siguiente, Alix fue recibida en la ortodoxia rusa como "Su Alteza Imperial la gran duquesa Alejandra Fiódorovna de Rusia", sin embargo, no fue obligada a repudiar el luteranismo.

Alejandra estaba muy triste por la pérdida de vidas, "La Emperatriz apareció con una gran angustia, con los ojos enrojecidos por las lágrimas", informó el embajador británico a la reina Victoria.

Ese otoño, Nicolás, Alix, y la gran duquesa Olga, viajaron a Escocia para pasar un tiempo con la reina Victoria en el Castillo de Balmoral.

Esto en cierta manera era verdad, porque, al igual que su marido, para ella era muy importante su familia y había decidido estar en las sombras del Zar.

Odiaba las apariciones públicas tratando de evitarlas tanto como fuera posible, aunque de acuerdo con ella y muchos otros amigos íntimos, se debía a que era terriblemente tímida y se ponía nerviosa delante del pueblo ruso.

Ella defendió su derecho divino, y creía que no era necesario pensar en la aprobación de los demás.

Poco después de su nacimiento, para gran consternación, los padres descubrieron que Alekséi tenía hemofilia, una enfermedad incurable en sangre.

Alekséi era el heredero al trono y Alejandra Fiódorovna, dando a luz un hijo, había hecho su más importante tarea como zarina.

Dada la enfermedad incurable y potencialmente mortal, sufrida solo por herederos varones, se decidió mantener en secreto la condición del Zarévich al pueblo ruso.

Se volvió hacia Dios, familiarizándose con todos los rituales y los santos de la Iglesia Ortodoxa, pasando muchas horas rezando en su capilla privada.

Desesperada, Alejandra se acercaba cada vez más a los hombres santos y místicos: uno de ellos, Rasputín, pareció triunfar.

Nicolás no era ciego, pero se sentía sin fuerzas para hacer nada contra el hombre que aparentemente salvaba la vida de su único hijo y heredero.

En su apartamento en San Petersburgo, donde vivía con su hija María, Rasputín era visitado por todos aquellos que buscaban una bendición, una curación o un favor de la zarina.

Esto la hizo aún más impopular entre el pueblo ruso, que la acusaron de colaborar con los alemanes.

Cuando el zar se desplazó al frente en 1915 para hacerse cargo personalmente del Ejército Imperial Ruso, dejó a Alejandra como responsable de la regencia en San Petersburgo.

Durante la guerra, Alejandra trabajó como enfermera para la Cruz Roja en un hospital de campaña levantado en Tsárskoye Selo, junto con sus dos hijas mayores.

Durante los dos años y medio de regencia, el gobierno ruso se deterioró con una rapidez asombrosa nunca vista en la historia.

La Primera Guerra Mundial fue una carga que el Imperio ruso no podía soportar tanto económica como políticamente.

y se giró hacia su familia en el momento en que Yurovski le disparó a quemarropa un tiro en la cabeza.

Yurovski escribió que Anastasia y María se acurrucaron contra una pared con las manos en la cabeza, antes de ser alcanzadas por los disparos.

Abajo habíamos vaciado una pieza que tenía un tabique de madera estucado, para evitar el rebote.

Cuando este entró, dijo a los Románov que, como sus parientes en Europa continuaban la ofensiva contra la Rusia soviética, el Comité Ejecutivo de los Urales había decretado fusilarlos.

La orden era apuntar al corazón para evitar el derramamiento de mucha sangre y terminar más rápido.

Nicolás no dijo una sola palabra más, de nuevo se volvió cara a su familia, otros lanzaron exclamaciones incoherentes.

Los partidarios de la canonización piensan que Rusia es culpable ante el ungido por haber acogido con indiferencia su ejecución en 1918 y ahora debe expiar esta culpa.

La princesa Alix de Hesse en 1881.
La princesa Alix de Hesse, 1890.
El zarévich Nicolás y la princesa Alix de Hesse en 1894.
Retrato de Laurits Tuxen de la boda del emperador Nicolás II y la princesa Alix de Hesse en la capilla del Palacio de Invierno de San Petersburgo, el 26 de noviembre de 1894.
Rara fotografía de la emperatriz y el emperador sonriendo (a bordo del Standart , Reval, 1908)
Coronación de Nicolás II y Alejandra Fiódorovna en 1896.
La emperatriz Alejandra Fiódorovna en 1914.
La emperatriz Alejandra, Nicolás II y su hermana Isabel a la derecha (1900).
La familia imperial en 1913.
La emperatriz Alejandra y el zarévich Alekséi en 1913.
La emperatriz Alejandra con Rasputín, sus hijos y una institutriz.
La emperatriz Alejandra con el uniforme de enfermera durante la Primera Guerra Mundial
Alejandra bordando con sus hijas Olga (vestida con su uniforme de enfermera) y Anastasia en 1916.
Caricatura anónima de Rasputín controlando a la pareja imperial.
Última foto conocida de Alejandra (centro) junto sus hijas Olga (derecha) y Tatiana (izquierda) durante el cautiverio en Tobolsk, en la primavera de 1918.
Yákov Mijáilovich Yurovski en 1918.
Iglesia sobre la Sangre , construida sobre el lugar donde Nicolás II de Rusia y su familia fueron asesinados.
Lápidas que marcan el entierro del zar Nicolás II y su familia en la capilla de Santa Catalina de la Catedral de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo .