Viviendo sus primeros años de matrimonio en Inglaterra, María nunca se adaptó a la corte británica ni superó su aversión por el país de adopción.
En su viudez, María continuó viviendo en Coburgo, pero el estallido de Primera Guerra Mundial terminó dividiendo sus simpatías.
Su único hermano vivo, el gran duque Pablo, su sobrino, zar Nicolás II, y muchos otros familiares fueron asesinados durante la Revolución Rusa de 1917 y perdió su considerable fortuna.
María Aleksándrovna murió dos años más tarde en el exilio en Suiza, donde vivía modestamente.
Para conmemorar la ocasión, una pequeña panadería inglesa creó las ahora internacionalmente populares galletas María, con el nombre impreso de la duquesa en su parte superior.
El matrimonio, sin embargo, no fue feliz, y la novia era considerada altiva por la sociedad londinense.
El trono ducal pasó entonces a su sobrino, el príncipe Carlos Eduardo, duque de Albany, pese a lo cual, la duquesa viuda de Sajonia-Coburgo-Gotha siguió residiendo en Coburgo.
Esos años fueron trágicos para la duquesa, que vio morir a muchos parientes Románov en la Revolución rusa.