[2] Ernesto, el príncipe hereditario de Sajonia-Coburgo-Gotha, comenzó a buscar una novia adecuada a instancias de su hermano, el príncipe Alberto,[3] quien creía que a su hermano le hacía falta una esposa y decía: «[Son] cadenas que tienes que tener de cualquier forma y ciertamente será bueno para ti [...] Entre más grandes y ceñidas sean, mejor será para ti.
[4] El mismo año en que Ernesto ascendió al trono del ducado, la pareja visitó el castillo de Windsor para encontrarse con su familia.
La duquesa [Alejandrina] le dijo a Lady Duoro que había estado en Ems con la esperanza de concebir un hijo y heredero, pero aún no había tenido resultados; estábamos bastante entretenidos con su sencilla forma de expresarse, ella parece ser una persona muy agradable y es muy bonita».
Lady Eleanor comentó nuevamente: «[Alejandrina] fue muy dulce en la despedida y besó a todos los que estábamos alrededor; parecía muy delicada, tan blanca como una hoja de papel y más acorde para permanecer en cama que para emprender un largo viaje.
Estaba claro que como no quedaban posibilidades de concebir hijos, Ernesto fue perdiendo el interés en su esposa.
Sin embargo, Alejandrina permaneció como esposa leal y optó por ignorar esas relaciones de las que, no obstante, era consciente.
[7] «Vio mi expresión horrorizada y se dio la vuelta, luego, ambos escapamos, huyendo hacia habitaciones diferentes.
Me reventé de la risa, pero durante mucho tiempo Sergio estuvo desesperadamente preocupado, porque no sabía si el tío le había oído».