En 1727, cuando Adolfo Federico tenía 17 años, falleció su hermano mayor, el entonces obispo de Lübeck.
De esa manera, Adolfo Federico llegó a ser el administrador del ducado.
Los sombreros, tras su victoria sobre el partido de los gorros en el parlamento en 1746, no sólo no prestaron atención a Adolfo Federico, sino que presionaron a este para que comprometiera a su hijo, el príncipe Gustavo, con la princesa Sofía Magdalena de Dinamarca.
Para aumentar su popularidad, el rey visitó Finlandia y las tierras del golfo de Botnia.
El Consejo Real se quejó pronto de las pretensiones del rey de aumentar su influencia en esa instancia, y el consejo decidió enfrentarse abiertamente al monarca.
La revolución fracasó, varios de los que apoyaban al rey fueron condenados a muerte, el poder del monarca se redujo aún más y el parlamento amenazó con deponerlo del trono si continuaba con sus intenciones.
En 1765, cuando triunfó este, su alianza con la corte se rompió, al grado que surgió una nueva confrontación.
En el siguiente parlamento, en 1769, triunfó en el parlamento una coalición entre los sombreros y la corte, pero nunca se pudo redactar una nueva constitución, de modo que Adolfo Federico permaneció únicamente como la sombra de un monarca hasta su muerte.