Como príncipe que era, recibió desde pequeño una esmerada educación y comenzó una carrera militar.
El viaje terminó cuando los príncipes tuvieron noticias de la muerte del rey en 1771.
Desde 1782 residió la mayor parte del tiempo en Tullgarn, un palacio que el parlamento le otorgó como residencia personal.
En términos generales, el príncipe no jugó ninguna relevancia en asuntos políticos o bélicos, si bien había alcanzado los altos grados de general y mariscal de campo.
Gustaba de las bellas artes, e incluso las practicó como aficionado, en especial la música.