En 1727, cuando Louise tenía dos años, murió su abuelo, el rey Jorge I de Gran Bretaña, y su padre ascendió al trono como rey Jorge II.
Al contrario de su predecesora, Luisa aprendió a hablar danés e hizo pública su decisión de educar a sus hijos en ese idioma, lo que la hizo popular entre sus súbditos.
Tuvo que padecer el carácter libertino del rey, refugiándose en el cuidado de sus hijos y en obras de beneficencia.
Tras sólo cinco años como reina, falleció repentinamente en 1751 durante su sexto embarazo, en el Palacio de Christiansborg.
Sus pequeños hijos quedaron al cuidado de su hermana, María de Gran Bretaña, quien se desplazó desde Hesse-Kassel a Dinamarca.