En el invierno de 1664, Emilia visitó a su familia en Kassel acompañada por Leonor, cuya belleza le atrajo muchos pretendientes.
Habiendo sido criada como hugonote, Leonor fundó una iglesia reformada (Reformierte Kirche) en Celle, y la mantuvo con su propio dinero.
A pesar de que Jorge Guillermo no sólo había asegurado una dote para Leonor sino que también le había legado toda su fortuna a ella y mantenía a los familiares empobrecidos de ésta, Leonor quería ser reconocida como duquesa de Brunswick.
Por tanto, Jorge Guillermo quería que su sobrino se casara con su hija Sofía Dorotea, cuyas posibilidades de contraer un buen matrimonio no eran altas, dadas las circunstancias de su nacimiento.
Ernesto Augusto y especialmente su esposa, Sofía del Palatinado, no se encontraban entre los asistentes.
Veintidós días después, el 24 de abril, el segundo matrimonio fue hecho público y Leonor fue reconocida oficialmente como duquesa de Brunswick, declarándose a su hija como legítima.
Cuando esta última comenzó un amorío con el conde sueco Philip Christoph von Königsmarck, y amenazó con casarse con él, la corte de Hannover, incluyendo no sólo los hermanos y la madre de Jorge Luis sino también la misma Leonor, instaron a los amantes a desistir de esta idea, sin éxito.
Devastada por el destino de su hija, Leonor intentó por todos los medios obtener su liberación, pero no lo lograría.
Cuando Jorge Guillermo se encontraba en su lecho de muerte, en 1705, quiso ver a su hija una última vez para reconciliarse con ella, pero su primer ministro, el conde Bernstorff, se negó, alegando que eso traería consecuencias diplomáticas con Hannover.