Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfeld

[1]​ Entre sus hermanos, cabe destacar a Ernesto, quien se convirtió en el primer duque de Sajonia-Coburgo-Gotha, así como a Leopoldo, que se casó, en 1816, con la única hija legítima del rey Jorge IV del Reino Unido, y que se convertiría en el primer rey de Bélgica en 1831.

Con el Parlamento ofreciéndoles un incentivo financiero, tres de los hijos del rey Jorge III y de la reina Carlota estaban dispuestos a contraer matrimonio.

Allí, un mes después, nació la princesa Alejandrina Victoria de Kent, que se convertiría en la futura monarca del Reino Unido en 1836.

Sin embargo, la sucesión británica aun no estaba asegurada, debido a que el duque de Clarence, único hijo varón sobreviviente de Jorge III que estaba casado legalmente, no tenía descendencia legítima.

Por tanto, Victoria decidió que debía hacer que su hija se convirtiera algún día en reina y, por eso, buscó la ayuda del gobierno británico, al haber heredado las deudas de su marido.

También, ofendió aún más al monarca cuando se alojó en unas habitaciones del palacio de Kensington que Guillermo había reservado para disfrute propio.

Todo esto llevó a una escena en una cena cuando el rey, nuevamente sintiéndose ofendido por la duquesa y Conroy, expresó públicamente su deseo de continuar su reinado hasta ver a la princesa Victoria cumplir la mayoría de edad, así como también lamentó la influencia que ejercía el entorno sobre la joven princesa.

Aquellos que apoyan esta posición apuntan a la ausencia de porfiria en la casa real británica entre los descendientes de la reina Victoria, una enfermedad muy común en la familia anteriormente.

Conroy tenía grandes esperanzas en la duquesa y en sí mismo: veía a la princesa Victoria ascendiendo al trono aún joven, y por eso, se requeriría de una regencia, encabezada por su madre.

Cuando Victoria tuvo a su primera hija, la princesa real, la duquesa se encontró, inesperadamente, incluida y bienvenida en el círculo íntimo de la reina.

Tras esto, la reina quedó completamente abierta a la influencia de su marido, quien abogó para que Victoria lograra reconciliarse con su madre.