Pasó además otros dos años en Génova, antes de ser enviado a Gibraltar.
Allí, sirvió como coronel del VII Regimiento Real de Fusileros.
Sin embargo, su severo sentido de disciplina le hizo impopular entre sus tropas.
Eduardo continuó sirviendo como coronel honorario del I Regimiento de Infantería hasta su muerte.
Sin embargo, permanece soltero hasta 1818, cuando, tras la muerte de la princesa Carlota Augusta, única hija legítima del príncipe-regente, la sucesión se planteaba incierta.
Fue entonces cuando tanto él como los dos hermanos que quedaban solteros, los duques de Clarence (luego rey Guillermo IV) y de Cambridge, contrajeron matrimonio rápidamente, con el propósito de engendrar el tan ansiado heredero del trono.