Desde entonces, preceptores y maestros se afanaron en su educación, para prepararle como gobernante del ducado, que recayó sobre él a la muerte de su padre en 1804.
No obstante, en 1806, el ducado fue ocupado por las tropas de Napoleón y se unió a la Confederación del Rin, por lo que no gobernó de manera efectiva hasta 1813.
Augusto mantuvo correspondencia con Jean Paul, Madame de Staël y Bettina von Arnim, que le impulsaron a escribir poesía, le transformaron en un liberal y le animaron a luchar contra los parámetros tradicionales de un duque reinante.
Hizo gala de su aversión por la caza o la equitación, mientras que distrufaba con la danza y vistiéndose como una dama,[3] por lo que su círculo de amigos lo conocían como Emilia.
De este matrimonio, el duque no tuvo ningún hijo.