[25] Escolarizado en las materias comunes entre los aristócratas de la época, se interesó especialmente por la literatura griega, tanto que le apodaron Graeculus («grieguecillo»).
[30] Inició su servicio militar como tribuno laticlavio de la Legio II Adiutrix, acuartelada en Aquincum (Budapest) en Panonia.
Excepcionalmente sirvió como tribuno en una tercera ocasión, esta vez en la Legión XXII Primigenia, acuartelada en Mogontiacum (Maguncia) en Germania Superior.
Además, contaba con la protección de la emperatriz, Pompeya Plotina, experta astróloga al igual que él, y a instancias de la cual contrajo matrimonio en el año 100 con otra sobrina-nieta del emperador, su prima Vibia Sabina; dicho matrimonio redobló sus vínculos con la familia imperial.
Hacia 110/111 se trasladó a Grecia; en Atenas conoció al filósofo estoico Epicteto, con quien le unirá en adelante una gran amistad.
[36] Su amor a la cultura helena se manifestó claramente cuando aceptó desempeñar el cargo de arconte honorífico en 111/2, un oficio al que muy pocos romanos habían accedido con anterioridad.
Su carrera política antes de convertirse en emperador comprende los cargos de: decemvir stlitibus iudicandis, sevir turmae equitum Romanorum, praefectus Urbi feriarum Latinarum, tribunus militum legionis II Adiutricis Piae Fidelis (95, en Panonia), tribunus militum legionis V Macedonicae (96, en Mesia Inferior), tribunus militum legionis XXII Primigeniae Piae Fidelis (97, en Germania Superior), quaestor (101), ab actis senatus, tribunus plebis (105), praetor (106), legatus legionis I Minerviae Piae Fidelis (106, en Germania Inferior), legatus Augusti pro praetore Pannoniae Inferioris (107), consul suffectus (108), septemvir epulonum (antes de 112), sodalis Augustalis (antes de 112), archon Athenis (112/13), legatus Syriae (117).
[40] Gravemente enfermo, el emperador, tras alcanzar Selinunte, decidió volver a la capital mientras Adriano se mantenía al frente de los territorios orientales.
[45] Según Elizabeth Speller el verdadero motivo de su muerte era que habían sido ilustres militares leales a Trajano.
Sus decisiones —de marcado carácter antimilitarista— tenían como objeto trazar unas fronteras estables que resultaran fáciles de defender.
Ronald Syme ha descrito a Adriano como el más «versátil» de todos los emperadores romanos.
A causa de todo ello, la historia le contempla como un soberano sabio e íntegro: Schiller le llama «el primer servidor del Imperio», y el historiador británico Edward Gibbon afirmó que admiraba su «enorme y activo genio», así como su «equidad y moderación», asimismo, describe su reinado como «la época más feliz de la historia de la humanidad».
En 125 intentó crear una asamblea comarcal en Grecia que confiriera a las ciudades helenas y jónicas —localizadas en Asia Menor— un mínimo de autonomía.
Otra muestra de su amor a la cultura helena la constituye su relación con Antínoo, un adolescente que conoció en Bitinia cuando este tenía trece o catorce años (123/4).
Dion Casio y Aurelio Víctor —que escribieron en fecha muy posterior— explican que las circunstancias de su muerte no estaban claras.
Según otra versión, Antínoo se habría sacrificado por el emperador, a fin de asegurarle, mediante este sacrificio, una vida larga y afortunada.
Tras fallecer en su villa de Baiae fue enterrado en un mausoleo construido en la orilla occidental del Tíber (Roma), un edificio que será transformado en una fortaleza cristiana —el castillo Sant'Angelo—.
Además de ser un ilustre militar experto en asuntos bélicos, durante su reinado se reveló como un soberbio administrador; se realizó una completa reforma del sistema administrativo imperial que complementaba a las transformaciones económicas y militares llevadas a cabo en el sistema financiero, la estructura militar, el sistema defensivo de las fronteras, y en la mejora de las relaciones diplomáticas con otras naciones.
El emperador confió a Salvio Juliano la elaboración de un edicto definitivo (130-134), que se aprobó mediante un senadoconsulto convirtiéndose en edictum perpetuum.
Obtuvo el apoyo de los senadores más conservadores merced a un noble leal entre la aristocracia romana, Quinto Marcio Turbón, un veterano militar con enorme influencia entre las clases altas.
Los modernos historiadores no están de acuerdo en si el emperador supervisó la construcción hasta su término o si se marchó antes.
Durante su estancia, los atenienses le solicitaron que revisara su constitución (entre otras cosas demandaban una nueva tribu).
Asimismo, dividió Italia en cuatro territorios que serían administrados por legados consulares; esta impopular medida no sobrevivió más allá de su reinado.
Visitó Atenas y Esparta, las dos ciudades que se habían enfrentado por obtener el control de Grecia.
Al parecer, el emperador se planteó resucitar la Liga Anfictiónica —que tendría su base en Delfos— no obstante, acabó desechando la idea.
El Panhellenion iba a ser un consejo donde se reunirían los representantes de las ciudades griegas más importantes.
[103] Los autores clásicos describen los últimos años del reinado como «una época marcada por los conflictos y la infelicidad».
En cuanto a Adriano solamente pido esto: que ansíe la muerte y no pueda morir».
[108] Primero le enterraron en Puteoli, cerca de su villa, en una residencia que había pertenecido a Cicerón.
Antonino Pío lo deificó ese mismo año y trasladó sus cenizas al templo del Campo de Marte.