[4] Además, en esa época, el Imperio romano estaba pasando por grandes dificultades económicas, principalmente por las costosas campañas militares emprendidas por toda Europa.
[4] Tras conseguir el consentimiento del Senado, en el año 101, Trajano estaba listo para avanzar sobre Dacia, preparando un enorme ejército, el más grande desde los tiempos de Augusto y que no se volvería a ver hasta la campaña de Marco Aurelio contra los germanos.
Brillantemente logra neutralizar la trampa que le habían preparado los dacios y sármatas en el estrecho paso montañoso.
[8] Trajano empezó entonces a avanzar hacia Sarmizegetusa; Decébalo lanzó un ataque contra Moesia con la intención de que parase su ofensiva.
[9] Dacia quedó convertida en un Estado tributario y aliado de Roma, motivo por el cual varias legiones fueron apostadas en su territorio asegurando el dominio romano.
Corría la primavera del año 105 y Trajano volvió a reunir sus fuerzas, esta vez para la conquista definitiva de Dacia.
[4][6] Los romanos empezaron lentamente a tomar posiciones y forzaron nuevamente con éxito el paso de Tapae.
Tres fuerzas romanas avanzaron desde el Danubio: una, al mando personal del emperador, partió desde Drobeta y ocupó Tapae, pasando a asediar la capital dacia.
[8] La población dacia, en cambio, se vio muy mermada; la mayoría murió o fue esclavizada (los historiadores hablan que hasta medio millón de dacios fueron vendidos como esclavos)[2] y muchos de los sobrevivientes escaparon a las zonas fronterizas del reino, donde pasaron a llamarse los "dacios libres", presentando siempre problemas a los romanos, aunque nunca de importancia excepto durante los años 160 en alianza con otros pueblos.