Golpes de Estado en Argentina

Una revolución es un cambio social profundo y relativamente veloz, que usualmente —aunque no necesariamente— implica confrontaciones violentas entre sectores.

El general José Miguel Arredondo, líder de la revolución en el interior, se dirigió con tropas sublevadas hacia Córdoba.

El coronel Julio Argentino Roca no tenía fuerzas suficientes para hacerle frente, de modo que lo dejó pasar y ocupar la ciudad.

En el Litoral fluvial los revolucionarios no lograban ningún avance, por lo que, el 16 de noviembre, Obligado entregó sus naves en Montevideo.

El ejército de Mitre, mucho más desmoralizado que si hubiera esquivado a su enemigo, continuó su camino hasta quedar rodeado por fuerzas superiores en Junín.

En total, la revolución fracasada costó unas 5000 vidas, y el Partido Autonomista Nacional pudo gobernar sin sobresaltos.

El golpe fue precedido por una grave crisis económica que se había prolongado por dos años, así como denuncias de corrupción y autoritarismo por sus opositores.

La gran mayoría de los historiadores atribuye la decisión a un acuerdo secreto entre Campos y Roca; este último habría fomentado la revuelta para provocar la caída del presidente Juárez Celman, pero evitando un triunfo de los rebeldes que hubiera instalado a Leandro Alem como presidente provisional.

La primera insurrección, dirigida por Hipólito Yrigoyen y Aristóbulo del Valle, no pretendía dar un golpe de Estado directamente contra el Ejecutivo, sino indirectamente por medio del control de las provincias, donde se celebrarían elecciones libres y el radicalismo tomaría el control, cercando al gobierno nacional.

La revolución comenzó el 28 de julio en San Luis, dirigida por Teófilo Saá, que asumió el mando tras la renuncia del gobernador.

Sin embargo, y pese a que Juan Carlos Belgrano se proclamó gobernador de Buenos Aires, el titular alcanzó a retirarse e instaló la capital provisional en Lomas de Zamora, donde tenía algunas fuerzas y podía evitar el avance sobre la Capital.

Pero sin Alem en Buenos Aires, Pellegrini reorganizó las fuerzas y cercó al ejército rebelde en Temperley.

También apresaron al diputado Julio Argentino Pascual Roca, y a Francisco Julián Beazley, exjefe de policía de Buenos Aires, pero no al expresidente Julio Argentino Roca, quien logró escapar a Santiago del Estero.

En Mendoza los rebeldes se llevaron 300 000 pesos del Banco de la Nación y atacaron los cuarteles defendidos por el teniente Basilio Pertiné.

Yrigoyen era el primer presidente constitucional derrocado por una revolución triunfante,[5]​ y por primera vez en la historia argentina un gobierno “de facto” disolvió el Congreso Nacional.

[6]​ También fueron intervenidas doce de los catorce gobiernos provinciales, quedando en pie solamente los dos que no pertenecían al radicalismo.

[10]​ La Sección Especial continuó en actividad en los gobiernos posteriores e intervino en 1951 en las torturas del llamado Caso Bravo durante el gobierno de Juan Domingo Perón.

En 1932 un grupo de civiles y militares pertenecientes a la Unión Cívica Radical intentó derrocar al gobierno encabezado por el presidente Agustín P. Justo y reemplazarlo por una Junta Revolucionaria transitoria que llamaría a elecciones en el plazo de un año.

Contaba con el apoyo de una porción importante del Ejército, encabezada por el teniente coronel Atilio Cattáneo y el mayor Regino Lascano.

Algunos sectores descontentos de las fuerzas armadas entraron en un estado deliberativo para destituir al gobierno y buscaron un líder para encabezar la rebelión.

De los treinta tanques presentes, solo pudieron movilizar a dos –probablemente por sabotaje de los suboficiales- y el resto fue abandonado, por lo que en definitiva la columna golpista partió al mando del general Menéndez con dos tanques Sherman, tres unidades blindadas y 200 efectivos a caballo.

Este último sector terminó predominando y dando un golpe palaciego, por el cual Lonardi fue reemplazado por Aramburu como «presidente».

Esta medida sería luego avalada por una Convención Constituyente elegida con proscripciones, que sesionó bajo el régimen militar y le agregó el artículo 14 bis.

En 1958 la Revolución Libertadora convocó a elecciones limitadas y controladas por las Fuerzas Armadas, con proscripción del peronismo que fueron ganadas por la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), un sector de la fracturada Unión Cívica Radical, liderado por Arturo Frondizi, quien había realizado un pacto electoral y político con Perón con el fin obtener el apoyo del decisivo voto peronista a su candidatura.

Los golpistas tomados así por sorpresa se reunieron al día siguiente con el flamante Presidente y le impusieron determinadas medidas que debía adoptar durante su gobierno.

[28]​ Durante su presidencia Frondizi afrontó entre 32 y 34 planteos militares a raíz de nombramientos realizados, medidas que le eran requeridas por los militares o simplemente por rivalidades entre las fuerzas como cuando la Aeronáutica protestó por las gestiones de un portaaviones considerando que perdía poder frente a la Marina.

Solicitó a la Corte Suprema de Justicia que le recibiera juramento por haber asumido la Presidencia “por la vacancia del Poder Ejecutivo producida por la destitución de hecho del anterior Presidente”, lo que fue aceptado por el Tribunal y se cumplió esa misma noche.

Este tipo de dictaduras militares permanentes, se instalaron por entonces en varios países latinoamericanos en esos años (Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay, etc.) y fue analizado detalladamente por el destacado politólogo Guillermo O'Donnell quien lo denominó con la expresión de Estado burocrático-autoritario (EBA).

Al igual que la dictadura anterior, la Junta Militar sancionó en 1976 un Estatuto y dos Actas de carácter complementario con jerarquía jurídica superior a la Constitución.

En este marco, el gobierno militar argentino decidió retomar las islas, acción que ejecutó exitosamente, dejando así declarada la guerra de las Malvinas contra el Reino Unido.

Ocupación de la Casa de Gobierno por las tropas; Buenos Aires ( L'Illustration , Vol. LXIV, nº 1.660, 19/12/1874).
Generales Arturo Rawson , Pedro Pablo Ramírez y Edelmiro Farrell , los tres dictadores sucesivos de la Revolución del 43 .
Generales Eduardo Lonardi y Pedro Eugenio Aramburu , los dos dictadores sucesivos de la Revolución Libertadora .
José María Guido fue el único civil que tomó posesión de la Presidencia tras un golpe de Estado en Argentina, en el siglo XX .
Generales Juan Carlos Onganía , Marcelo Levingston y Alejandro Lanusse , los tres dictadores sucesivos de la autodenominada Revolución Argentina .