Elecciones presidenciales de Argentina de 1983

Alfonsín ganó en 16 de los 24 distritos electorales (Buenos Aires, Capital Federal, Catamarca, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, San Juan, San Luis, Santa Fe y Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur), mientras que Luder triunfó en ocho (Chaco, Formosa, Jujuy, La Rioja, Santa Cruz, Salta, Santiago del Estero y Tucumán).

De este modo, el triunfo radical se transformó en la primera derrota en elecciones presidenciales del Partido Justicialista.

No fue sucedido por su entonces vicepresidente Víctor Martínez, sino por su sucesor electo ese año Carlos Menem.

[9]​ Seis años de congelación intermitente de salarios, políticas adversas a la industria y medidas restrictivas como la Circular 1050 habían dejado el PIB per cápita en su nivel más bajo desde 1968 y los salarios reales en torno al 40%.

La reacción de los sectores más duros del régimen llevaron al Almirante Jorge Anaya a anunciar que presentaría su candidatura a la Presidencia, en medio de las burlas hacia su persona por medio del cántico Anaya canalla, idea que fue rápidamente frustrada por Bignone.

El régimen empezó a prepararse para la transición triturando evidencias la desaparición del estimado de 30.000 disidentes (la mayoría de los cuales eran estudiantes, académicos y sindicalistas no involucrados en la violencia que sufrió Argentina entre 1973 y 1976).

Con un discurso progresista y socialdemócrata, Alfonsín estaba entre las primeras figuras políticas prominentes que condenaron la autoamnistía presentada por el gobierno militar.

[13]​ La interna parcial dejó a Alfonsín como virtual presidente electo del partido, con el favor asegurado de 57 delegados sobre 95, aun cuando todavía no estuvieran elegidos todos.

Los sindicatos aportaban el uso de sus locales, imprimían propaganda partidaria y contribuían con activistas.

[10]​ Pese a la diferencia entre ambos candidatos, la candidatura justicialista fue apoyada por varios grupos de izquierda, que presentaron solo candidaturas gubernatoriales y legislativas, apoyando a Lúder en la elección presidencial, siendo el más destacado el Partido Comunista, seguido por la coalición Convergencia para la Liberación Nacional (COLINA),[14]​ y posteriormente por el Partido del Trabajo y del Pueblo y el Partido Comunista Revolucionario, estos dos últimos considerados de carácter maoísta.

Ocho meses antes de la elección, Alfonsín contrató al publicista David Ratto para dirigir su campaña.

Alfonsín disfrutó del valioso apoyo de varios intelectuales y artistas argentinos, entre ellos el dramaturgo Carlos Gorostiza, que ideó el lema del candidato de la UCR, «Ahora, Alfonsín».

[18]​ El equipo publicitario decidió personalizar la campaña, centrándola en la imagen del candidato y resaltando sus cualidades naturales.

Destacaron, además del «Ahora, Alfonsín», otros lemas como «Juntos para que Argentina gane» y «El hombre que hace falta» o la imagen de un escudo con los colores de la bandera argentina y las iniciales «RA», correspondientes tanto a Raúl Alfonsín como a República Argentina.

Al mismo tiempo, sus discursos se basaban en un rechazo casi absoluto a la deuda externa contraída por el régimen de facto, declarando fervientemente que dicha deuda era ilegal y que el gobierno electo no debía pagarla.

[32]​[33]​ La noche del 29 de octubre, durante la veda electoral y pocas horas antes de los comicios, el presidente de facto Bignone emitió un último mensaje en Cadena Nacional en el que declaró: "Las elecciones generales que se llevarán a cabo en pocas horas más entrañan un verdadero desafío cívico que la Historia nos plantea a todos los argentinos.

[35]​ Se impuso también en la Capital Federal, Catamarca, Córdoba, Chubut, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, San Juan, San Luis, Santa Fe, y el Territorio Nacional de la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (este último que eligió por primera vez presidente mediante el sistema indirecto).

[39]​[40]​ En general, se consideró a la derrota justicialista como una anomalía y muchos de los hitos electorales marcados por la victoria de Alfonsín no se han vuelto a repetir, sobre todo en el plano provincial.

Con su imagen pública muy afectada por lo sucesos ocurridos durante la dictadura militar, y la relación que muchos de sus dirigentes políticos tenían con ella, la derecha y la centroderecha conservadora vieron su caudal electoral diezmado ante el giro bipartidista del electorado, siendo el espacio político más afectado por el crecimiento electoral del radicalismo.

[49]​ La mayoría de los gobiernos latinoamericanos aclamaron la restauración democrática en Argentina, y felicitaron a Alfonsín por su victoria, mientras que los países aún gobernados por dictaduras militares guardaron silencio.

El presidente de Brasil, Joao Baptista da Oliveira Figueiredo, quien dirigía la transición hacia un gobierno civil en su propio país, declaró: "la amistad entre el pueblo brasileño y argentino será aún más fuerte y la cooperación entre nuestros países se intensificará".

[50]​ La dictadura militar de Augusto Pinochet, en Chile, que mantenía una disputa territorial con Argentina por el Canal Beagle, no se pronunció con respecto a los comicios, pero la Alianza Democrática opositora al régimen felicitó a Alfonsín, afirmando "la felicidad de los amigos demócratas en Chile por el regreso de Argentina a la democracia".

[52]​ El antes mencionado Herminio Iglesias, candidato peronista derrotado a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, declaró que "Seguimos siendo los mismos, ha ganado una coalición internacional, antiobrera, en Argentina, pero da lo mismo; Dios sigue siendo peronista".

[54]​ Lúder, sin embargo, mantuvo una actitud conciliadora, reconoció la victoria radical y felicitó a Alfonsín, comprometiéndose a colaborar con la normalización política del país y con el mejoramiento de la situación económica.

[52]​ Se realizaron algunas suposiciones mediáticas con respecto al futuro gabinete radical, sonando entre los nombres el del expresidente Arturo Frondizi, el diputado electo Juan Carlos Pugliese, y Antonio Tróccoli.

[55]​ El objetivo del régimen era disponer de tiempo suficiente para negociar con el gobierno electo y asegurar la impunidad para la cúpula militar por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura.

[52]​[53]​[55]​ Sin embargo, confirmada la victoria de Alfonsín, la situación se hizo cada vez más insostenible para el régimen, y la posibilidad de que este llegara en el poder a la fecha establecida era considerada remota.

A lo largo del año la situación económica del país había empeorado visiblemente en modo inmanejable, y el gobierno de facto sufría un abrumador desprestigio público por la derrota bélica de 1982 y las violaciones a los derechos humanos, produciéndose numerosas protestas sociales.

[52]​[55]​ Enrique García Vázquez, que Alfonsín pensaba poner a cargo del Banco Central, se reunió con el presidente saliente, Julio González del Solar, y se puso al corriente de una masiva deuda externa con reservas insuficientes para sustentarla.

El dirigente justicialista Herminio Iglesias quema un ataúd con las siglas "UCR" en su cierre de campaña el 28 de octubre de 1983. Durante un largo tiempo se consideró esta acción violenta como un detonante para la aplastante victoria de Alfonsín.
Acto de cierre de campaña de Alfonsín en la Avenida 9 de Julio .
Ítalo Luder , el candidato del Peronismo , responde las preguntas que le realizan los periodistas de distintos medios. Foto: Revista Gente
Urna de las elecciones de 1983 utilizada en la Ciudad de Buenos Aires.
Ítalo Luder pone su voto en la urna, el 30 de octubre de 1983.