Se destacó como un acérrimo opositor al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón.
[3][4] Al finalizar la dictadura autodenominada Revolución Libertadora Argentina se encontraba en default, y la deuda externa había crecido.
Cuando la Libertadora tomó el poder Argentina era un país acreedor y el Banco Central tenía 371 millones de dólares en reservas.
Durante su gestión se desarticuló todo el sistema económico montado por el peronismo, pasando la economía del país a depender enteramente de sus exportaciones de granos y carnes, que además estaban controladas por grandes empresas extranjeras.
Se lo sindicaba como radical y partidario del presidente de ese partido, Ricardo Balbín, pero no estaba afiliado.