La «Revolución Argentina» no se presentó a sí misma «provisional» como en todos los golpes anteriores, sino que pretendió establecerse como un nuevo sistema dictatorial de tipo permanente luego asociado al concepto de Estado burocrático-autoritario (EBA).
Entre los civiles, los principales grupos empresariales participaron en el golpe de Estado y grupos católicos "cursillistas",[7] así como el nacionalista católico filonazi Mario Amadeo, el liberal Álvaro Alsogaray, el empresario Jorge Salimei, el periodista liberal Mariano Grondona y el nacionalista Nicanor Costa Méndez.
Los expresidentes Juan Domingo Perón y Arturo Frondizi, proscriptos en elecciones de 1963, también apoyaron el golpe, movidos por la misma esperanza.
[12] En el año 1965 el gobierno convocó a elecciones legislativas eliminando todas las restricciones que pesaban sobre el peronismo en la etapa previa.
Ante la presión de todas estas fuerzas sobre el gobierno, consiguieron debilitarlo y derrumbarlo en la opinión pública.
El general «azul» empezó a verse como la «única vía para garantizar orden y autoridad».
Este se negó inicialmente, pero a las 07:20, al ver el despacho invadido por efectivos policiales con pistolas lanzagases y rodeada la Casa Rosada por las tropas, Illia optó por abandonar el sitio.
Esta primera junta se autodisolvió cuando Juan Carlos Onganía asumió como presidente de facto.
Durante estos años el país se rigió por el Estatuto de la Revolución Argentina, colocado al mismo nivel jurídico que la Constitución Nacional.
Además los nuevos jueces designados para la Corte Suprema debían jurar priorizando sus disposiciones por sobre la Constitución.
[19] En cuanto al plano ideológico, el Gobierno era afín a los Estados anticomunistas y que sostuvieran la doctrina de la seguridad nacional, como la dictadura militar en Brasil.
Onganía lanzó entonces el Plan Europa, para dejar de depender tanto del país norteamericano.
[23] Al comenzar 1969 el gobierno de Onganía se había fortalecido debido a los buenos resultados macroeconómicos.
En 1971, Estados Unidos sufrió una crisis económica que dio como resultado una apertura de los mercados agropecuarios hacia el Bloque del Este.
Pese a ello su gestión se caracterizó por una gran inversión en importantes obras de infraestructura nacional (rutas, puentes, represas, etc.).
Frente a este escenario Perón parecía el único político capaz de encauzar la rebelión y pacificar los ánimos.
[31] En 1972, el Gobierno militar convocó a elecciones generales ante las exigencias de los ilegalizados partidos políticos, ya durante el Gobierno de Levingston, había confeccionado y consensuado por su parte el documento La Hora del Pueblo donde se proponía la salida electoral sin proscripciones.
Según los cálculos militares el peronismo no iba alcanzar la mayoría en la 1.ª vuelta y sería derrotado en la 2.ª por una alianza de fuerzas políticas.
[33] En las elecciones resultó elegido con el 49,6 % Héctor José Cámpora, candidato del Frente Justicialista de Liberación Nacional (FREJULI), coalición encabezada por el Partido Justicialista bajo la tutela del propio Perón, junto a otros partidos menores y ocasionales aliados políticos.