[5] Fue nombrado embajador en Chile por el presidente José María Guido en 1962, continuando su cargo durante un año con su sucesor, Arturo Illia.
El dictador Juan Carlos Onganía lo nombró ministro de Relaciones Exteriores en 1966.
Para presionar al secretario de estado norteamericano, Alexander Haig, citó repetidamente la responsabilidad que le cabría a ese país, por el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.
Cuando quedó claro que los Estados Unidos no estaban dispuestos a ceder a las insinuaciones argentinas, e incluso que se le estaba prestando ayuda logística a Gran Bretaña, cambió la estrategia y solicitó colaboración diplomática y apoyo en los países de América Latina.
Su discurso varió significativamente cuando viajó a Cuba, donde participó en un encuentro de los Movimiento de Países No Alineados y se entrevistó con el presidente Fidel Castro.