Cine mexicano

[1]​ Tiene sus antecedentes en las diferentes vistas realizadas en el país por Gabriel Veyre y Ferdinand Von Bernand, en 1896.

A principios del mismo año, Thomas Armant y Francis Jenkins habían desarrollado en Washington D. C. el vitascope, un aparato similar al cinematógrafo.

Edison había conseguido comprar los derechos del vitascope y pensaba lanzarlo al mercado con el nombre de Biograph.

Otros filmes famosos de esta era fueron: En defensa propia (1917), La tigresa (1917) y La soñadora (1917), producidos todos por la Compañía Azteca Films.

Esta firma, fundada por la actriz Mimí Derba y por Enrique Rosas, constituyó la primera empresa de cine totalmente mexicana.

Se consideraba como una producción perdida, hasta que en 2016, el historiados Aurelio de los Reyes logró encontrarla.

México vivía el esplendor del muralismo, un movimiento estético con una carga ideológica de izquierda que nunca se ocultó.

En este ambiente, no es extraña la tendencia que siguió el cine mexicano una vez establecidas las bases de la industria cinematográfica nacional.

Entre 1930 y 1932, Sergei Eisenstein, un director de cine soviético, estuvo en México, acompañado por su asistente y traductor, Agustín Aragón Leiva, con el fin de filmar una película que sería un vasto fresco sobre el país: ¡Que viva México!

El cineasta soviético venía patrocinado por algunos intelectuales estadounidenses de izquierda, y había estado en Hollywood donde no pudo realizar ningún filme, por no haber podido conseguir el permiso de residencia en aquel país.

Con el apoyo estadounidense de la posguerra, se dio un auge sin precedentes del cine nacional.

Grandes estudios cinematográficos de ese país apoyaron de modo conjunto el desarrollo del cine nacional, por cuestiones estratégicas y por mantener un control sobre México, ya que era una época en la que la influencia comunista de la Unión Soviética se cernía sobre la posición estratégica mexicana y en todo el hemisferio latinoamericano, lo que se tradujo en una estrategia mass media sobre la escasamente educada e influenciable población mexicana.

Ahí, un ejecutivo, citado en el Filmográfico, comentó: «Las películas mexicanas se están imponiendo en los mercados del extranjero”.

En los Estados Unidos, los filmes mexicanos ya ganaban más de dos veces lo que ingresaban las cintas hechas en español en Hollywood».

Hoy en día, gracias a sus singulares características, es considerado dentro del llamado cine de culto.

[24]​ Las principales figuras de este género fueron las cubanas María Antonieta Pons, Amalia Aguilar, Ninón Sevilla y Rosa Carmina, así como la mexicana Meche Barba.

La cinta Aventurera (1950), dirigida por Alberto Gout, es considerada la obra cumbre del género,[25]​ México se convirtió en un fuerte promotor de su propia cultura, con símbolos que se consideran parte del sentido nacionalista, fáciles de reconocer en el extranjero.

En pocos años, la televisión alcanzó un poder enorme de penetración en el público, especialmente cuando las tres cadenas se unieron para formar Telesistema Mexicano, en 1955.

Para 1956, las antenas de televisión eran algo común en los hogares mexicanos, y el nuevo medio se extendía rápidamente en la provincia.

Esa competencia influyó decisivamente en la historia del cine, obligándolo a buscar nuevas vías tanto en su técnica, como en el tratamiento de temas y géneros.

Las producciones cinematográficas de estos años destacaron debido a los cambios realizados al cine, pues se comenzaron a tocar temas que para décadas anteriores eran tabúes; además, nuevos actores y actrices jóvenes hicieron su debut, y con el tiempo, lograron consagrarse en la actuación.

[31]​[32]​ El cine surrealista también fue presentado con mayor énfasis en esta fase del cine mexicano, contando con producciones como El ángel exterminador de 1962,[33]​ y Simón del desierto de 1965, películas producidas por Luis Buñuel.

[37]​ Durante este periodo, el cine mexicano consiguió su primera nominación a un Premio Óscar con la película Macario de 1960, producción dirigida por Roberto Gavaldón que contó con Ignacio López Tarso y Pina Pellicer como protagonistas; dicha hazaña se logró en 1961 con una nominación al Óscar en la categoría a Mejor Película en Lengua Extranjera.

[38]​ No pasó mucho tiempo para que esto se volviera a repetir, pues en 1962, Ánimas Trujano con dirección de Ismael Rodríguez y actuaciones principales de Toshiro Mifune, Columba Domínguez, y Flor Silvestre, alcanzó una nominación al Óscar en la misma categoría.

[48]​ En el desarrolló de esta época, también surgieron dos nuevos géneros cinematográficos; cabrito western y mexploitation.

Algunos proyectos que resaltaron estos géneros incluyen; Deportados (1977), La banda del carro rojo (1978), Contrabando y traición (1977), Pistoleros famosos (1981), ¡Que viva Tepito!

Para el público mexicano de dicha época, títulos como La tarea (1991), Danzón (1991), Sólo con tu pareja (1991), Cronos (1992), o Miroslava (1993), poseyeron un significado de alta calidad, muy distinto al que se le atribuía al cine mexicano pocos años antes.

La asistencia a las salas de cine para ver películas mexicanas aumentó considerablemente entre 1990 y 1992.

La zona fronteriza del país no es la excepción pues presenta año tras años «Los Cabos International Film Festival».

En este festival se exhibe una selección de largometrajes y cortometrajes nacionales e internacionales.

Imagen ilustrativa de una claqueta con la bandera de México .
Lupita Tovar y Donald Reed, en Santa (1932).
Una característica del cine de rumberas eran los bailes exóticos realizados por mujeres, quienes eran retratadas como trabajadoras de cabarets o que se desempeñaban como prostitutas. A causa de esto y debido al contexto histórico de la época en que se desarrolló, el género de las rumberas fue considerado como un «cine inmoral» que «incitaba al pecado ». En la imagen, Evangelina Elizondo presentándose en el cabaré Tropicana , c . 1950 . [ 22 ] [ 23 ]
Lyn May en 1975, una actriz referente a esta etapa del cine mexicano. [ 41 ]
Logrando diez nominaciones en la nonagésima primera edición de los Premios Óscar , Roma de 2018, una película dirigida por Alfonso Cuarón , protagonizada por Yalitza Aparicio , Marina de Tavira , y Jorge Antonio Guerrero , se convirtió en una de las producciones fílmicas más importantes de México en el siglo XXI. [ 61 ]