Catalina de Médici

Al principio Catalina cedió e hizo concesiones a los rebeldes protestantes calvinistas franceses, los hugonotes.

Según un cronista contemporáneo, cuando Catalina nació, sus progenitores se alegraron tanto «como si hubiera sido un varón».

Ante la prolongación del asedio algunos pidieron que Catalina fuera asesinada y su cuerpo expuesto desnudo y encadenado en las murallas de la ciudad; otros llegaron a decir que fuera entregada a las tropas como gratificación sexual.

Este hecho probó la fertilidad del heredero francés y añadió presión sobre Catalina para que tuviera un descendiente.

[35]​ Enrique no permitió intervenir en política a la reina Catalina,[37]​ y aunque algunas veces ella actuó como regente durante las ausencias de su marido, sus poderes eran estrictamente nominales.

[38]​ Enrique incluso le dio el castillo de Chenonceau, que Catalina quería para ella, a su amante Diana de Poitiers, quien además se situó en su lugar en el centro del poder, actuando como patrona y aceptando favores.

Con cinco años y medio María fue llevada a la corte francesa, donde fue prometida al delfín, Francisco.

[46]​ El rey Enrique tomó parte en las justas luciendo los colores blanco y negro de Diana.

[52]​ El embajador inglés dijo unos días después que «la casa de Guisa controla todo lo concerniente al rey francés».

Sin embargo, salvó su vida por la enfermedad y muerte del rey Francisco II, sucedida a causa de una infección o absceso en su oído.

[74]​ Catalina insistió además en visitar personalmente el campo de batalla y, cuando le advirtieron del peligro de ello, se echó a reír y dijo «Mi coraje es tan grande como el vuestro».

El asesinato provocó una disputa aristocrática que complicó mucho las guerras de religión francesas en los siguientes años.

[78]​ Catalina decidió poner en marcha una campaña para hacer cumplir el edicto de Amboise y reavivar la fidelidad a la corona.

Sin embargo, Margarita tenía un idilio secreto con Enrique, hijo del último duque de Guisa.

[94]​ Se descubrió un arcabuz humeante en una ventana, pero el culpable ya había escapado por la parte trasera del edificio y huido en un caballo que le esperaba.

[96]​[N 8]​ La idea era clara: Catalina y sus asesores esperaban el levantamiento hugonote para vengar el ataque a Coligny, por lo que eligieron golpear primero y eliminar a todos los líderes hugonotes que todavía estaban en París después de la boda.

[96]​ La masacre en la capital francesa duró al menos una semana, y se extendió a otras partes del reino, donde persistió hasta el otoño.

Catalina escribió a su hijo: «Estoy desolada por la escena y por el amor que me mostró hasta el final… Mi único consuelo es verte aquí pronto, como tu reino necesita, y con buena salud, porque si te perdiera, yo misma me enterraría viva contigo».

Viajó mucho a lo largo del reino, imponiendo su autoridad y tratando de acabar con la guerra.

Tras el edicto de Beaulieu estos líderes católicos habían empezado a formar ligas locales para proteger su religión.

[123]​ Enrique era incapaz de luchar contra los católicos y los protestantes a la vez, pues ambos tenían ejércitos más poderosos que el suyo.

[126]​ Ya para 1587 la violenta reacción católica contra los protestantes se había extendido a toda Europa.

[128]​ Cuando Catalina trató de ir a misa encontró su camino bloqueado, aunque le permitieron atravesar las barricadas.

El cronista L'Estoile reportó que Catalina lloró durante todo su almuerzo de ese día.

La reina madre escribió a Bellièvre: «Nunca me he visto en tantos apuros y con tan poca escapatoria».

[N 9]​ Catalina, en cama por culpa de una infección pulmonar, había sido dejada a oscuras al respecto.

L'Estoile escribió: «Los cercanos a ella creían que su vida se había acortado por el malestar con las acciones de su hijo».

Ocho meses después del entierro de Catalina, un fraile llamado Jacques Clément apuñaló a su hijo Enrique III hasta la muerte.

Estos estaban generalmente dedicados al ideal de paz en el reino y basados en temas mitológicos.

Además ordenó construir dos nuevos palacios en París: las Tullerías y el Hôtel de la Reine.

El matrimonio de Enrique y Catalina. Fresco de Giorgio Vasari .
Enrique, duque de Orleans , por François Clouet . Durante su niñez el marido de Catalina pasó casi cuatro años y medio como rehén en España, un calvario que lo marcó de por vida con un carácter introvertido y melancólico. [ 24 ]
Catalina de Médici como reina de Francia. «Su boca es demasiado grande y sus ojos prominentes», escribió un enviado veneciano cuando Catalina se acercaba a los cuarenta años, «pero es una mujer muy distinguida, con una figura bien formada, una piel bonita y unas manos con forma exquisita». [ 36 ]
Francisco II de Francia , por François Clouet , 1560. Francisco encontró la corona tan pesada que hasta cuatro nobles tuvieron que sostenerla sobre su cabeza mientras él ascendía los escalones hasta su trono. [ 51 ]
Carlos IX de Francia , por François Clouet. El embajador veneciano Giovanni Michiel lo describió como «un niño admirable, con finos ojos y movimientos gráciles, aunque no es robusto. Le gustan los ejercicios físicos demasiado violentos para su salud, pues sufre asma». [ 65 ]
Juana III de Navarra , por François Clouet, 1570.
Interpretación decimonónica de la matanza de San Bartolomé en este cuadro de Édouard Debat-Ponsan , Una mañana a las puertas del Louvre . Catalina de Médici aparece en el centro, vestida de negro.
Enrique, duque de Anjou , por Jean de Court , c. 1573. Siendo rey mostró más interés en asuntos piadosos que en el gobierno de Francia.
Catalina de Médici, por François Clouet (c. 1580). Durante su larga viudez Catalina siempre vistió de negro en señal de luto.
El castillo de Blois en el que murió Catalina de Médici el 5 de enero de 1589.
Efigies de Catalina de Médici y Enrique II, por Germain Pilon (1583). Basílica de Saint-Denis .
El triunfo del invierno , de Antoine Caron , c. 1568. Estas composiciones alegóricas recreaban las grandes fiestas celebradas en la corte de Catalina de Médici.
El Ballet cómico de la Reina en un grabado de 1582 de Jacques Patin .
Una escena de Intolerancia ( 1916 ), de David Wark Griffith : Catalina de Médici abandonando el Louvre para inspeccionar los cuerpos de los hugotones en el patio del palacio, inspirado probablemente por el famoso cuadro de François Dubois La masacre del día de San Bartolomé (posterior a 1576) y por una composición similar en Una mañana tras las puertas del Louvre (1880).