Se crio junto con su hermana, Isabel, y su futura cuñada, María Estuardo, que había sido comprometida con Francisco II.
María, de seis años, fue enviada a Francia para ser criada en la corte hasta el matrimonio.
Claudia nació en Fontainebleau, pero, como se cree que fue concebida en el Castillo de Anet.
Tras la muerte de Enrique 1559, subió al trono su hermano, Francisco II, y Diana no tuvo más remedio que abandonar la corte, retirándose a su castillo de Chaumont-sur-Loire.
Le fue prohibido hasta asistir a los funerales, fue expulsada inmediatamente de Chenonceaux y obligada a devolver todas las joyas de la corona con las que el rey la había obsequiado.
El matrimonio se organizó como una unión simbólica de paz entre Francia y Lorena, después de que Carlos III hubiera pasado su infancia como rehén en la corte real francesa.
Dicha paz se completó después del Tratado de Chateau-Cambresis.
Catalina estuvo, por ejemplo, presente en Bar-le-Duc, para el bautismo del primogénito de Claudia, Enrique.
La matanza comenzó el 24 de agosto en París y se extendió a las provincias.
Su hija fue nombrada como ella y fallecería solo un año después.
De hecho, por su muerte, esa tierra estaba llena de remordimientos, y su marido la lloró tanto que, aunque era joven cuando enviudó de ella, no se volvería a casar, diciendo que no podía nunca encontrar a alguien como ella, aunque podría volverse a casar, no deseaba hacerlo.