Edicto de Beaulieu

El edicto fue interpretado como una abdicación del poder real a favor de los hugonotes, a los que concedía numerosos privilegios y la libertad de culto, por lo que desató la ira del bando católico, y llevó a la formación de la Liga católica, con lo que la situación política de Francia no hizo sino deteriorarse.

El Edicto fue negociado por el hermano del Rey, Monsieur, François, duque de Alençon quien, habiendo apoyado al ejército protestante que estaba en esos momentos asediando París, había presionado a Enrique III para alcanzar un compromiso negociado con los hugonotes.

El edicto concedía la libertad de culto a los protestantes franceses, cuya religión habría de ser llamada a partir de entonces prétendue réformée [supuesta religión reformada]; sólo se restringía el culto protestante en París y en la corte.

En ocho de los parlamentos del reino se establecerían cámaras llamadas mi-partis, formadas en números iguales por católicos y hugonotes; los hugonotes recibiría asimismo ocho places de sûreté, la Masacre de San Bartolomé sería condenada por la Corona, y las familias de las víctimas recibirían compensaciones.

Pierre de L'Estoile escribió en sus diarios que “este edicto era tan odioso para el Parlamento, que si el Rey no hubiera venido en persona, jamás hubiera sido promulgado.” En diciembre de 1576, sin embargo, los Estados Generales de Blois se declararon contrarios al Edicto de Beaulieu.