Francisco de Anjou

Tuvo mucho que ver, al principio del reinado de su hermano Enrique III, con las revueltas provocadas en la corte.

Siendo joven, Francisco enfermó de viruela lo que le dejó unas profundas marcas en la cara.

Francisco es, según Turenne "uno de los hombres más feos que uno pueda ver".

La reina madre Catalina no tenía ninguna confianza con él y Francisco se siente despechado.

Descontento con las limitaciones impuestas a su poder, planeó tomar por la fuerza varias ciudades de la zona.