Francisco II de Bretaña

[2]​ Francisco II se interesa poco por el despacho de los asuntos relativos al ducado: asiste raramente al Consejo ducal, que es de hecho el Gobierno del ducado.

Se queja del tiempo que pierde en la firma de los diversos actos administrativos.

[3]​ — y no el ligio — por Bretaña, y el homenaje ligio por sus posesiones francesas[4]​ Luis XI de Francia no puso ningún impedimento a la diferencia.

Francisco II rehúsa asistir a la coronación de Luis XI en Reims, rechaza recibir el collar de la Orden de San Miguel que le concede Luis XI (y las cargas que ello implicaba), dota a cambio de mayor solemnidad a su propia Orden del Armiño al mutarla en la Orden del Armiño y la Espiga, y forma parte de alianzas extranjeras en las que el rey de Francia no participa, incluso en algunas alianzas contra el propio rey, llegando a participar finalmente en guerras contra este, su teórico soberano.

Esta política contraría las ambiciones y le atrae la susceptibilidad del rey de Francia Luis XI.

Esta alianza defensiva podía obtenerse al precio del matrimonio de Ana con un príncipe extranjero, frustrando así las ambiciones cruzadas de los pretendientes a la sucesión.

La ausencia de descendencia masculina hacía prever dificultades para una pacífica sucesión, y acentuaba las tensiones internas en el ducado.

Sin embargo, una vez llegado el triunvirato al poder, se desdicen de los acuerdos firmados en Montargis y aplican la misma política de independencia que había apoyado Landais.

En 1486, como medida precautoria, Francisco II hace que sus hijas Ana (1477-1514) e Isabel (1478-1490) sean juradas como herederas por los Estados Generales bretones, reunidos en Vannes, incluyendo entre los que aceptan a los firmantes del Tratado de Montargis.

Deja un ducado profundamente dividido, arruinado por la guerra, ocupado por los ejércitos enemigos, parcialmente anexionado al poderoso vecino francés (Saint-Malo) y en manos de una niña como heredera, además estando soltera y ligada al vencedor por un Tratado.

Estas desapariciones invierten las relaciones de fuerzas y permiten al rey tomar la iniciativa.

Finalmente, el duque buscó gestionar su sucesión casando a su heredera con Maximiliano de Habsburgo, lo que tras la muerte del duque quedó abortado debido a la intervención militar francesa.

Como disculpa, recordemos que esta hueste feudal respaldada con mercenarios se enfrentaba al más poderoso Ejército de la Europa del momento, que disponía incluso de artillería equipada con cañones que arrojaban bolas de hierro, una innovación especialmente eficaz.

El conjunto está considerado como una obra maestra de la escultura francesa.