Entretanto, los suecos también deciden separase y proclaman rey a Gustavo Vasa.
Con una esmerada educación, bella e inteligente, pronto Cristina se convertiría en una pieza importante en la política de la época.
[2] Poco después, su hermana Dorotea se casaba en Heiligenberg, con Federico II, elector palatino.
Su atractivo y encanto la hicieron motivo de varios intentos matrimoniales, pero sin éxito.
Bella, con excelente educación y rica gracias a sus rentas de duquesa viuda de Lorena, Cristina se volvía nuevamente una presa apetecible en la política europea.
[3] Los dos reyes de Francia que se sucedieron durante su regencia, Francisco I (1515-47) y Enrique II (1547-59), vieron amenazados sus dominios desde el mismo interior, pues el ducado de Lorena pertenecía al reino de Francia, aunque como feudo independiente.
Por ello, temieron que el emperador Carlos V tuviera alguna injerencia en los asuntos franceses, tomando como pretexto la protección de los intereses de su sobrina, la duquesa regente.
Cristina tiene que huir, refugiándose al lado de su tío Carlos V; el rey francés toma el ducado como tutor del pequeño Carlos III.