Francisco III de Bretaña

[1]​ Al momento de nacer su padre diría: "un hermoso Delfín quien es el más hermoso y potente niño que uno podría imaginar y que será fácil de educar".

Su madre moriría en 1524 y así el delfín se convertía ahora en Francisco III de Bretaña, aunque de hecho el ducado era dominado por la Corona francesa.

Uno de los peculiares aspectos de la corta vida del Delfín Francisco fue el tiempo que pasó como rehén del emperador Carlos V, esto se debió a que en la batalla de Pavía su padre fue capturado y hecho prisionero[2]​ y tras el tratado de Madrid que estipulaba el matrimonio entre el rey Francisco y la hermana del emperador, Leonor de Austria, como aval para que cumpliera su promesa el emperador exigió que Francisco enviara a su hijo primogénito, y al segundo varón, el duque de Orleans, a España.

[4]​ Durante su confinamiento en España, el delfín mostró un comportamiento notablemente moderado, en comparación con su hermano, más agresivo, y pareció «haber aceptado razonablemente bien las razones de su encarcelamiento».

"[5]​ Sin embargo, la experiencia le llevó a aislarse, favoreciendo la adopción del atuendo negro español, propio de la época, y una disposición contemplativa, más española que francesa.