En el período 1810-1823 escribió 34 óperas para la escena italiana que se representaron en Venecia, Milán, Ferrara, Nápoles y otros lugares.
Esta productividad requería un enfoque casi formulado para algunos componentes (como las oberturas) y una cierta cantidad de autopréstamo.
Todas estas atrajeron admiración por su innovación en melodía, color armónico e instrumental y de forma dramática.
Entre los invitados se incluyeron a Franz Liszt, Antón Rubinstein, Giuseppe Verdi, Meyerbeer y Joseph Joachim.
[12] En 1798, cuando Rossini tenía seis años, su madre comenzó una carrera como cantante profesional en ópera cómica y durante poco más de una década tuvo un éxito considerable en ciudades como Trieste y Bolonia, antes de que su inexperta voz comenzara a fallar.
[19] Más tarde, describió el San Moisè como un teatro ideal para un joven compositor que aprende su oficio -«todo tendía a facilitar el debut de un compositor novato»:[20] no tenía coro y una pequeña compañía de protagonistas; su repertorio principal consisía en óperas cómicas en un acto (farsas), escenificadas con escenografías modestas y ensayos mínimos.
[21] Al año siguiente, su primera ópera seria, Tancredi, obtuvo buenos resultados en La Fenice de Venecia e incluso mejores en Ferrara, con un final trágico reescrito.
[34] La nueva ópera fue recibida con tremendo entusiasmo, al igual que el estreno napolitano de La italiana en Argel y la posición del compositor en la ciudad estuvo asegurada.
[34][e] Las óperas de Rossini para el Teatro San Carlos fueron piezas sustanciales, principalmente serias.
[37] No obstante, la pieza demostró ser popular en general y mantuvo el escenario en frecuentes nuevos montajes hasta que fue eclipsada por la versión de Giuseppe Verdi, siete décadas después.
[40] Rossini mantuvo su vida personal lo más privada posible, pero era conocido por su propensión por las cantantes de las compañías con las que trabajaba.
Rossini la había oído cantar en Bolonia en 1807 y, cuando se mudó a Nápoles, escribió una sucesión de papeles importantes para ella en sus óperas.
[51] Al autoritario canciller del Imperio austríaco, Klemens von Metternich, le gustó su música y la consideró libre de todas las posibles asociaciones revolucionarias o republicanas.
[50] Mientras estaba en Viena, escuchó la sinfonía Eroica de Beethoven y se sintió tan conmovido que decidió conocer al solitario compositor.
Colbran la protagonizó, pero era evidente para todos que su voz estaba en serio declive, y Semiramide terminó su carrera en Italia.
[58] En noviembre de 1823, Rossini y Colbran partieron hacia Londres, donde se les había ofrecido un lucrativo contrato.
[63] Aunque su estancia en Londres fue económicamente gratificante, —la prensa británica informó con desaprobación que había ganado más de 30 000 libras—[h] estaba feliz de firmar un contrato en la embajada francesa en Londres para regresar a París, donde se había sentido mucho más en casa.
Ambas fueron reelaboraciones sustanciales de piezas escritas para Nápoles: Maometto II y Mosè in Egitto.
Carlos X fue derrocado en una revolución en julio de 1830 y la nueva administración, encabezada por Luis Felipe I, anunció recortes radicales en el gasto público.
Había contraído gonorrea en años anteriores, lo que más tarde provocó efectos secundarios dolorosos, desde uretritis hasta artritis;[95] sufría episodios de depresión debilitante, que los comentaristas han relacionado con varias causas posibles: ciclotimia[96] o trastorno bipolar,[97] o reacción a la muerte de su madre.
[n] Después de ganar su pelea con el gobierno por su anualidad en 1835, Rossini dejó París y se estableció en Bolonia.
Este modelo podría adaptarse de varias formas para avanzar la trama (en contraposición al manejo típico del siglo XVIII que resultaba en que la acción se detuviera cuando las repeticiones requeridas del aria da capo se llevaban a cabo).
[134] En sus óperas cómicas, Rossini llevó esta técnica a su punto máximo y amplió su alcance mucho más allá de sus predecesores.
[33] Además comenta: A estas alturas, la carrera de Rossini estaba despertando interés en toda Europa.
Entre las más notables, todas con papeles virtuosos de canto, se encontraban Mosè in Egitto (1818), La dama del lago (1819), Maometto secondo (1820), todas representadas en Nápoles, y Semiramide, su última ópera escrita para Italia, puesta en escena en La Fenice de Venecia en 1823.
La historia en particular le permitió satisfacer «un interés subyacente en los géneros relacionados de la música folclórica, pastoral y pintoresca».
[147][u] En opinión del historiador musical Benjamin Walton, Rossini «satura la obra con el color local hasta tal punto que hay espacio para poco más».
El contrato de Rossini le exigía proporcionar cinco nuevas obras para la Ópera durante 10 años.
[154] Gossett escribe sobre Péchés «su posición histórica está por evaluar, pero parece probable que su efecto, directo o indirecto, en compositores como Camille Saint-Saëns y Erik Satie fue significativo».
[aa] Se ha mostrado al compositor biográficamente en varias ocasiones en el cine, la mayoría de ellas de forma breve como personaje secundario,[177] aunque también ha sido protagonista, como en Rossini (1942) dirigida por Mario Bonnard y con Nino Besozzi en el personaje del compositor;[178] o en Rossini!