En música y, sobre todo, en la música clásica, un movimiento es una parte de una composición o forma musical más amplia previsto para ser ejecutado en sucesión con otros de ella, aunque propiamente posea un inicio y un final.
Las diferentes formas musicales tienen distintas normas sobre el número de movimientos requeridos.
En un concierto público, lo convencional es aplaudir al final de la obra completa y no entre los movimientos.
Sin embargo, debe considerarse que durante el clasicismo fue lugar común aplaudir después de cada movimiento.
De hecho, a veces el aplauso era tan intenso y fervoroso que los directores simplemente repetían el movimiento.