Fue defensor del formalismo en la música, en contraposición al idealismo romántico de la época.
Llegó a ser una autoridad crítica indiscutible en la música vienesa,[1] ejerciendo incluso de emisario musical.
[3] Estuvo también presente como jurado en varios eventos de música instrumental, recibiendo honores del gobierno austriaco.
[4] Hanslick es una figura importante del formalismo, y por ende opuesto al Romanticismo.
El movimiento del romanticismo se caracteriza por la expresión de los sentimientos y de los contenidos, mientras que el formalismo proclama que la belleza viene ligada a las formas (es decir, a las proporciones, cantidades, etc…), y defiende que la belleza de cualquier obra artística debería prescindir del contexto social, cultural, o temporal.
[5] Además, Hanslick toma también influencias del positivismo de la época, una corriente filosófica que buscaba explicar las ciencias sociales aplicando el método científico, ya que según esta corriente sólo se puede estudiar lo que se percibe, y lo intelectual no puede disociarse de lo físico.
Un buen ejemplo de ello lo constituye la siguiente cita del propio Hanslick:
Muestra de ello con sus propias palabras en la introducción del libro, destacando como objetivo:
Esta preocupación es debida a su defensa de la música como arte, y no como un simple medio para provocar sensaciones.
Es en el sexto capítulo donde la influencia del positivismo queda patente, relacionando la música con la naturaleza y las leyes naturales.